La ciudad de Cárdenas, en Matanzas, vuelve a estremecerse por la violencia. Esta vez, la víctima fue un joven de apenas 34 años, conocido como Carlitos, asesinado brutalmente por un hombre que, según los vecinos, se encontraba en libertad condicional.
El crimen dejó una profunda huella de tristeza y rabia entre los cardenenses, quienes aseguran que la inseguridad se ha vuelto parte del día a día. Muchos sienten que las calles ya no son seguras y que las autoridades miran hacia otro lado mientras los hechos violentos se multiplican.
La tragedia ocurrió apenas unas semanas después de otro asesinato en el municipio, lo que ha aumentado la consternación de una comunidad que se siente abandonada por el Estado. En redes sociales, las muestras de dolor y frustración no se hicieron esperar. Amigos de toda la vida recordaron a Carlitos como un hombre alegre, trabajador y noble, querido por todos los que lo conocían.
Uno de esos amigos, Christian Arboláez, compartió en Facebook recuerdos que conmovieron a muchos:
“Carlitos llegó al hogar de niños sin amparo familiar de Cárdenas con solo cinco años, junto a su hermana Yanelis. Era un niño lleno de vida, siempre sonriente, que se ganaba el cariño de todos. Hoy su partida deja un vacío imposible de llenar”, escribió.
El velorio fue un momento cargado de lágrimas y dolor. Acudieron antiguos cuidadores, compañeros del hogar y amigos que lo consideraban parte de su familia. “Esa familia que no da la sangre pero sí el corazón hoy está de luto”, expresó Arboláez, lamentando que su amigo haya sido víctima de tanta violencia.
Según los testimonios compartidos, el agresor —un hombre con antecedentes violentos— atacó a Carlitos sin piedad. Aunque los médicos intentaron salvarle la vida, las heridas fueron fatales. Lo más indignante, según los vecinos, es que el presunto asesino sigue en libertad.
El caso ha reavivado la polémica sobre la impunidad y la falta de control judicial en Cuba. Muchos recuerdan cómo delincuentes reincidentes recuperan la libertad bajo licencias extrapenales o tras cumplir penas mínimas, sin supervisión real.
“¿Hasta cuándo es esto? ¿Por qué la Policía solo aparece cuando alguien grita ‘Patria y Vida’? El pueblo necesita protección, no excusas”, denunció una residente en redes sociales.
La hermana de Carlitos, que vive fuera del país, expresó su dolor al saber que su hermano deja un hijo pequeño que crecerá sin su padre. “Nadie merece un final así”, escribió, acompañando su mensaje con fotos de ambos.
Cárdenas, sumida en una crisis económica y social cada vez más profunda, parece vivir un deterioro acelerado. “Cada día se pierde más el amor al prójimo, se perdió el respeto a la vida”, lamentó una vecina.
La muerte de Carlitos no es solo una tragedia personal. Es un reflejo del fracaso de un sistema judicial que no protege a los inocentes ni impide que los violentos sigan haciendo daño.
Mientras tanto, su gente pide justicia y exige que esta vez no se imponga el silencio. “Carlitos no era solo un joven más, era parte de una familia que lo quería. Ojalá su nombre no sea otro más en la larga lista de los que Cuba pierde sin razón”, concluyó su amigo Arboláez.










