En medio del caos que dejó el huracán Melissa en el oriente cubano, los santiagueros vuelven a alzar la voz, esta vez por una situación que ha causado repulsión e indignación: el picadillo entregado a los niños como parte de la canasta familiar llegó en estado de descomposición.
Las denuncias comenzaron a circular en la página de Facebook de TVSantiago, donde el medio oficialista presumía la entrega de alimentos “prioritarios” a infantes, embarazadas y ancianos. Según la publicación, ya se habían distribuido leche, pollo y picadillo en varios municipios, como parte del plan de emergencia tras el ciclón. Pero los comentarios de los usuarios contaron una historia muy diferente.
“Eso ni los animales se lo comen”, escribió una madre del reparto Abel Santamaría, asegurando que el picadillo destinado a los niños “llegó podrido”. Otra internauta, visiblemente molesta, denunció que “el picadillo de los niños de 0 a 6 años está descompuesto, ¿hasta cuándo el chantaje?”. Desde el micro 9 y el municipio Segundo Frente se repitió la misma queja: el producto estaba en mal estado, con olor nauseabundo y color sospechoso.
“Eso no servía, estaba podrido y así mismo se vendió”, comentó otra usuaria, criticando duramente a las autoridades sanitarias por permitir algo “tan inhumano” y recordando que se trata de comida para niños.
Mientras tanto, otros santiagueros se quejaron del trato desigual en la entrega de alimentos, preguntándose qué pasa con los que no son niños ni ancianos. “Parece que los de 14 a 64 no comen”, ironizó un vecino, molesto por la falta de productos básicos y la improvisación del reparto.
Promesas vacías y comida podrida
El malestar aumentó cuando varios usuarios recordaron las recientes palabras de Miguel Díaz-Canel durante su visita a comunidades afectadas por el huracán, donde prometió que “nadie quedará desamparado”. En redes sociales, esa frase fue devuelta con sarcasmo: “Sí, nadie quedó desamparado, solo hambriento y con picadillo podrido”, escribió una comentarista.
La realidad que viven los santiagueros contradice de lleno el discurso oficial. Aunque TVSantiago insistió en que “garantizar los alimentos tras el evento meteorológico constituye una prioridad”, las imágenes y testimonios compartidos por los vecinos reflejan descontrol, falta de refrigeración y una cadena de distribución colapsada por los apagones.
El resultado es el mismo de siempre: comida en mal estado, promesas incumplidas y un pueblo que sobrevive entre la escasez y el engaño. En lugar de soluciones, el régimen vuelve a ofrecer excusas, mientras en Santiago —como en toda Cuba— la gente no quiere resistir, sino comer con dignidad.










