El MINREX promociona al sobrino nieto de los Castro y deja en segundo plano a Díaz-Canel tras reunión del Consejo de Defensa Nacional

Redacción

Un detalle llamó poderosamente la atención luego de la más reciente sesión del Consejo de Defensa Nacional, presidida por Miguel Díaz-Canel y retransmitida por la televisión cubana: el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) decidió destacar en sus redes sociales únicamente la intervención del viceprimer ministro Óscar Pérez Oliva Fraga, sobrino nieto de Fidel y Raúl Castro.

Aunque en la reunión participaron numerosos altos cargos del Partido, el Estado y el Gobierno —entre ellos los ministros de Energía, Salud, Educación y Economía—, la cuenta oficial del MINREX en X (antes Twitter) publicó un solo mensaje, centrado exclusivamente en Pérez Oliva.

“El viceprimer ministro Óscar Pérez Oliva Fraga detalló la ayuda recibida tras el huracán Melissa”, señaló el tuit, acompañado de cifras concretas: “Plan de la ONU: 74 millones de dólares, con 11 millones ya activados. Se destacan las donaciones de varios países europeos, del continente americano y de otras partes del mundo”.

El post, que omitió cualquier mención al propio Díaz-Canel o al resto de intervinientes, no pasó desapercibido. Varios analistas y usuarios en redes interpretaron el gesto como un nuevo intento de posicionar al joven viceprimer ministro como la cara visible del relevo político dentro del régimen.

Con solo 44 años, Pérez Oliva ha ganado un protagonismo acelerado en la élite gubernamental. Mantiene su puesto como titular del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX), al tiempo que acumula funciones dentro del Consejo de Ministros. Su ascenso, su parentesco con los Castro y su tono tecnocrático le han valido el apodo de “el heredero tecnócrata del castrismo”.

El gesto del MINREX refuerza la idea de que La Habana busca moldear una nueva figura de poder con apellido histórico, en momentos en que la imagen de Díaz-Canel luce más desgastada que nunca, tanto dentro como fuera del país.

Mientras el régimen intenta proyectar al exterior una narrativa de cooperación y “solidaridad internacional” tras el paso del huracán Melissa, dentro de la isla la ayuda humanitaria apenas llega al pueblo. Los cubanos siguen enfrentando apagones interminables, escasez de alimentos y un colapso casi total de los servicios básicos.

Resulta, cuanto menos, simbólico que la Cancillería —responsable de la propaganda internacional del sistema— decida resaltar solo al descendiente de los Castro, justo cuando la figura presidencial se hunde entre críticas, descontento y pérdida de legitimidad.

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