El influencer cubano Robert Evangelista volvió a encender las redes, y esta vez lo hizo con una pregunta que sonó fuerte, clara y con mucha ironía: “¿Ustedes piensan que somos un gajo de marabú?”. El muchacho publicó un video que se viralizó en minutos, donde desmonta con su humor ácido esa frase repetida por el régimen cubano: la famosa “potencia médica”. Pero lo que Robert muestra no tiene nada de potencia. Es más bien una radiografía cruda de un sistema que hace rato no da para más.
En su publicación, Robert cuenta su propio vía crucis médico de los últimos meses. Parece chiste, pero no lo es: dengue, chikungunya, H1N1, COVID-19 y hasta ómicron. Un súper combo viral digno de una temporada completa de Netflix. Y aun así, en cada consulta, siempre le sueltan la misma frase de manual: “Tome abundante líquido”. Como si la solución para medio país enfermo fuera un pomo de agua fría y buena suerte.
Ese detalle, aunque parezca cómico, es lo que más lo tiene indignado. El influencer no critica a los médicos en sí, sino a las condiciones con las que tienen que trabajar. Porque la realidad es que no hay medicamentos, no hay recursos, no hay nada. Ni un paracetamol para bajar la fiebre. Por eso Robert pregunta, con ese tono que mezcla risa y cansancio: “¿Qué somos, unas matas? ¿Un gajo de marabú? Aunque sea por pena tómenme la presión arterial”.
Y no se quedó ahí. En otro momento del video, soltó una de esas frases que te dejan entre reír y llorar: “Le pides que te miren la garganta y te preguntan si traes una cuchara desde tu casa”. Una cuchara. En pleno hospital. En la supuesta “potencia médica mundial”. Su ironía se siente como una bofetada, pero una que llega con la realidad respaldándola.
Las redes no tardaron en explotar. Su video juntó miles de comentarios de personas que han vivido exactamente lo mismo. Gente que ha ido al hospital con fiebre alta y solo recibe un “te mando para la casa a ver si mejoras”. Otros recordaron que hasta los tensiómetros están rotos o “en reunión”, como dicen los chistes populares.
Al final, Robert remató el video con una frase que muchos interpretaron como una mezcla de frustración y resignación: “Es mejor morir en la cama de una casa que ir a un hospital en Cuba”. No lo dijo para exagerar. Lo dijo porque así se siente hoy entrar a un centro de salud lleno de goteras, sin medicinas y sin equipos básicos.
Mientras el régimen sigue vendiendo al mundo la idea de una “potencia médica”, los cubanos enfrentan un sistema sanitario desgastado, improvisado y sin respaldo. Y el video de Robert no es solo un desahogo viral. Es el reflejo de un país que pide a gritos lo más básico: atención médica digna.










