Llega a Cuba brigada de técnicos venezolanos para “colaborar” en la rehabilitación de las carreteras y puentes dañados por el ciclón

Redacción

El régimen de La Habana ha vuelto a tirar del mismo viejo salvavidas: Venezuela. Esta vez, para tratar de reparar los destrozos que dejó el huracán Melissa en Santiago de Cuba, el castrismo pidió ayuda técnica al gobierno de Nicolás Maduro, reforzando una vez más la dependencia entre ambos regímenes.

Según informó el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, en una publicación en Facebook, un vuelo procedente de Caracas aterrizó de madrugada en el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo con una brigada de técnicos e ingenieros venezolanos. La misión, según el discurso oficial, viene a “colaborar” en la rehabilitación de las carreteras y puentes dañados por el ciclón.

El grupo fue recibido con el acostumbrado protocolo por el viceministro primero de Transporte, Luis Rosés, y el viceministro de la Construcción, Ricardo Carbajo Chelala, acompañados de otras autoridades locales. Una escena más de esa diplomacia de fotos y abrazos que tanto le gusta al régimen.

Rodríguez Dávila aseguró que el equipo está compuesto por ingenieros civiles, expertos en puentes, técnicos en obras viales y especialistas en comunicaciones, además de trabajadores del sector eléctrico que ayudarán a restablecer el servicio en las zonas más afectadas.

El ministro describió la llegada como una “muestra de solidaridad” entre ambos pueblos, aunque en realidad lo que se ve es otro capítulo del pacto de dependencia mutua entre dos dictaduras que se sostienen a base de favores políticos. La ayuda llega vestida de fraternidad, pero detrás hay una alianza que se alimenta del fracaso económico de ambos gobiernos.

Rodríguez adelantó que en las próximas horas arribarán dos embarcaciones con más recursos. Una, perteneciente al mecanismo ALBA, debía llegar esa misma tarde al puerto santiaguero, mientras que la otra partiría desde La Guaira cargada con alimentos y colchones para los damnificados. Un gesto que el aparato propagandístico ya vende como un acto heroico de cooperación, cuando en el fondo solo busca reforzar la narrativa del “socialismo solidario”.

Más allá del discurso oficial, la realidad es otra: Cuba vuelve a demostrar que no puede sostenerse ni en emergencias, y que su “ayuda internacionalista” solo funciona cuando el auxilio viene de los pocos socios que aún le quedan. En vez de soluciones estructurales o una estrategia propia de recuperación, el gobierno de Díaz-Canel sigue dependiendo de la asistencia extranjera, aunque esta venga de otro régimen igual de hundido.

Semanas atrás, el propio gobierno anunció que un barco venezolano había salido de La Guaira con más de cinco mil toneladas de alimentos, medicinas, enseres y juguetes destinados al oriente cubano. Una operación que, más que humanitaria, parece otra jugada política para mantener viva la vieja hermandad bolivariana.

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