Pesadilla eléctrica no da respiro en Cuba: El déficit sigue por los cielos con gran parte del país aún apagado tras el paso del huracán Melissa

Redacción

La pesadilla eléctrica no da respiro en Cuba. La Unión Eléctrica (UNE) reconoció que el país volvió a quedar prácticamente a oscuras este domingo, con un déficit de generación que superó los 1,500 megawatts, un colapso total que se extendió durante toda la jornada y parte de la madrugada del lunes.

Según el parte oficial del 10 de noviembre de 2025, hubo apagones en las 24 horas del día, sin recuperación visible del servicio al amanecer. A las 7 de la noche del domingo, el déficit alcanzó su punto máximo con 1,509 MW fuera del sistema, mientras que otros 306 MW quedaron inutilizados en el oriente cubano —de Las Tunas a Guantánamo— tras el paso del huracán Melissa.

Aunque el régimen intenta vender optimismo hablando de los 26 parques solares fotovoltaicos recientemente incorporados entre Occidente y Holguín, su aporte real fue mínimo: 2,590 megavatios hora, con una potencia máxima de apenas 450 MW al mediodía. Una cifra simbólica frente al tamaño del desastre.

Un sistema eléctrico al borde del colapso

A las seis de la mañana del lunes, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) solo disponía de 1,435 MW, frente a una demanda de 2,375 MW, lo que generó un déficit de casi 1,000 MW. Según la propia UNE, la situación seguirá empeorando y se espera que las afectaciones superen los 1,050 MW al mediodía, confirmando que la crisis energética cubana ya es endémica.

Las causas son las mismas que el pueblo escucha desde hace décadas: termoeléctricas destruidas, falta de combustible, y averías sin solución. En esta jornada permanecían apagadas las unidades 5 y 6 de la CTE Antonio Maceo, en Santiago de Cuba; la unidad 2 de la CTE Felton, en Holguín; y en mantenimiento, las plantas de Antonio Guiteras (Matanzas), Santa Cruz (Mayabeque) y Céspedes (Cienfuegos).

Además, hay 376 MW perdidos por limitaciones térmicas, 81 centrales de generación distribuida paradas por falta de combustible (615 MW) y otros 98 MW que no funcionan por carencia de lubricantes. En total, más de 700 MW fuera de servicio solo por la ineficiencia del sistema y la falta de recursos.

Más apagones durante la noche

Para el horario pico de la noche, la UNE anunció una supuesta recuperación de 160 MW, pero incluso con esa incorporación, la disponibilidad nacional apenas subiría a 1,595 MW, frente a una demanda estimada de 3,050 MW. Es decir, un déficit de 1,455 MW que se traducirá en apagones generalizados en todo el país.

En La Habana, la situación no es mejor. Los apagones son ya parte del paisaje cotidiano, con barrios enteros que pasan más de 10 horas sin servicio. A los cortes no programados se suman las constantes fluctuaciones de voltaje que queman equipos eléctricos y multiplican la frustración de la gente.

El parte de la Empresa Eléctrica de la capital reflejó una afectación máxima de 216 MW el domingo por la tarde, aunque los reportes ciudadanos indican que el panorama real es mucho peor.

Mientras el régimen se escuda en el “bloqueo” y en la supuesta falta de recursos, la población vive atrapada en una oscuridad literal y simbólica, sin un plan real de recuperación ni señales de mejora. Las promesas del gobierno se repiten año tras año, pero la luz nunca llega, y la paciencia del pueblo cubano se apaga igual que los bombillos.

En la Cuba de hoy, la expresión “apagones endémicos” ya no es una metáfora, sino un diagnóstico: un país que se hunde cada noche en su propia sombra, víctima de un sistema que ni siquiera puede mantener encendida la chispa de la esperanza.

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