Si alguien todavía duda de que cocinar en Cuba es casi un deporte extremo, solo hace falta ver el último video de la creadora de contenido Greisy Granados. La muchacha, con su estilo fresco y ese humor que no se quiebra ni en los peores días, soltó en TikTok una confesión que nos dejó a todos pensando: hacer un simple caldo en Cuba es como ejecutar una misión de la NASA, con estrés, sudor y un presupuesto que mete miedo.
En su video, Greisy cuenta, entre risas cansadas y un tono de “esto es lo que hay”, todo lo que tiene que pasar un cubano para poner un plato caliente en la mesa. No hablamos de un banquete, ni de una receta complicada. Hablamos de un caldo. Un caldito. Un plato humilde, de esos que antes salvaban a cualquiera y ahora se han convertido en un lujo de planificación operativa.
Primero vino la caminata. Bajo el sol de plomo, Greisy se lanzó a buscar los ingredientes. Porque si algo sabe cualquier cubano es que lo difícil no es cocinar, sino encontrar qué cocinar. En el recorrido fue tachando de su lista malanga, boniato, calabaza, carne, ají cachucha, cebolla y ajo. Y cada vez que mencionaba un producto, también mencionaba un precio que parecía sacado de una película de ciencia ficción económica.
Ella misma lo dijo sin filtros: los ingredientes del caldo se comieron casi la mitad de su salario. Así, sin anestesia. Y con ese sentido del humor que le caracteriza, soltó: “Cuando llegué a la casa se me habían quitado las ganas de hacer el caldo, pero como me había gastado medio salario, lo hice.” Uno siente esa mezcla de risa y dolor muy cubana, ese humor que sale de la resistencia diaria.
Pero la odisea no terminó ahí. Cuando por fin estaba cocinando, con todo el esfuerzo invertido, la corriente eléctrica decidió irse, porque en Cuba la electricidad tiene vida propia. En plena cocción, la muchacha tuvo que improvisar y mover la olla a una hornilla de gas. Y así estuvo, vigilando entre apagones, hasta que la luz regresó y pudo terminar su esperado caldo.
Finalmente lo logró. Y más allá del sabor, lo que se siente es que ese caldo fue un triunfo. Un retrato fiel del esfuerzo que hacen día a día miles de cubanos para poner un plato de comida en la mesa, sorteando precios disparados, escasez y apagones eternos.
El video no tardó en explotar en TikTok. Miles de visualizaciones, comentarios llenos de empatía y debates sobre la realidad cubana. Porque más allá del humor, Greisy logró dar en la tecla: lo que para el mundo es un plato sencillo, para los cubanos se ha convertido en una misión casi imposible.










