Alejandro Gil: de colaborador cercano de Díaz-Canel a acusado por corrupción y espionaje

Redacción

El juicio que inició este martes en el Tribunal Supremo de Cuba contra Alejandro Gil marca uno de los episodios políticos más relevantes en la isla en más de 15 años. Ex viceprimer ministro y exministro de Economía y Planificación, Gil pasó de ser uno de los responsables de las reformas económicas más importantes a convertirse en acusado de once delitos, que incluyen corrupción, malversación, cohecho, evasión fiscal, lavado de activos y espionaje.

Una trayectoria meteórica

Ingeniero de formación, Gil comenzó su carrera en la empresa estatal cubana, tanto dentro como fuera de la isla, y ocupó puestos intermedios en el Ministerio de Finanzas y Precios. En julio de 2018, fue nombrado ministro de Economía y Planificación, coincidiendo con la llegada de Díaz-Canel a la presidencia. Más tarde, se convirtió en viceprimer ministro y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), consolidándose como una figura de peso en el poder cubano.

Reformas clave y medidas controvertidas

Durante su gestión, Gil lideró la Tarea Ordenamiento de 2021, un intento de unificar la doble moneda en Cuba que resultó en un fuerte deterioro del peso y aceleró la dolarización de la economía. También impulsó medidas de ajuste como la subida de combustibles hasta un 400%, y promovió la apertura parcial al sector privado y las mipymes, lo que alivió parcialmente la escasez crónica en la isla.

Sin embargo, muchos de estos avances se estancaron tras su salida del Gobierno, evidenciando el carácter político de su defenestración.

La caída: de privilegio a acusación

El 2 de febrero de 2024, el régimen comunicó abruptamente el cese de Gil, aduciendo “errores graves” en su gestión, sin ofrecer detalles. Apenas un mes después, Díaz-Canel emitió un mensaje oficial donde afirmaba que se habían detectado “graves imputaciones”, aunque no especificó los hechos. La reciente imputación formal por parte de la Fiscalía añade acusaciones de espionaje, lo que ha alimentado especulaciones sobre motivaciones internas y pugnas de poder dentro del PCC.

Relación cercana con Díaz-Canel

Gil era considerado un colaborador cercano del presidente, quien incluso fue su director de tesis. Tras su cese, Díaz-Canel le envió felicitaciones públicas por su cumpleaños, semanas antes de que se anunciara la investigación judicial, un gesto que evidencia la complejidad y ambigüedad del caso.

Precedentes históricos

La caída de Gil se suma a una lista de purgas políticas en Cuba desde 1959. Entre los casos más sonados están Huber Matos (1959), Arnaldo Ochoa (1989), Carlos Aldana (1992), Roberto Robaina (1999), Carlos Lage (2009) y Felipe Pérez Roque (2009). Sin embargo, el perfil de Gil y su cercanía a Díaz-Canel hacen de esta una de las caídas políticas más significativas de la última década y media.

El juicio de Alejandro Gil no solo refleja una purga interna en el poder, sino también la fragilidad del sistema cubano frente a sus propias reformas económicas y la forma en que la opacidad oficial se usa para controlar narrativas y justificar decisiones políticas.

Habilitar notificaciones OK Más adelante