En pleno corazón de Baracoa, una madre vive un drama que refleja la dura realidad de muchas familias cubanas. Su hija de tres años se quedó sin su ventilador recargable, un artículo esencial para sobrellevar los apagones que golpean a la provincia de Guantánamo, y la frustración de la mujer explotó en redes sociales.
Day Ng, la madre afectada, publicó un mensaje desesperado en Facebook, en el grupo Revolico Baracoa Plus, relatando cómo un desconocido entró a su casa en calle 13 y se llevó el ventilador de la pequeña mientras ella no estaba. La publicación se volvió viral rápidamente, con vecinos y amigos tratando de ayudar a recuperar el electrodoméstico.
“No piensa que eso es un artículo que le hace falta a una niña de tres años en pleno apagón. No piensa con qué sacrificio uno hace para que su bebé duerma tranquilamente”, escribió Day, dejando claro el dolor y la impotencia que siente cualquier padre cuando alguien toca lo más sagrado: la tranquilidad de su hijo.
La mujer no solo pidió ayuda para recuperar el ventilador, sino que ofreció una recompensa a quien pudiera devolverlo. Su mensaje refleja el deterioro social que afecta a Cuba: robos que golpean a los más vulnerables en medio de una crisis eléctrica y económica que parece no tener fin.
“Solo le pido a Dios que te castigue grandemente, porque solo a una madre y un padre les duele el sacrificio que se hace para conseguir un ventilador de estos”, concluyó en su publicación, mientras explicaba que el padre de la niña estaba igualmente indignado: “Le tocaron algo de su hija que es sagrada para él”.
Este robo se enmarca en un contexto de inseguridad creciente tras la devastación del huracán Melissa, que dejó a varias provincias sin electricidad y en situación de emergencia. En Santiago de Cuba, por ejemplo, se registró un aumento de robos de cables y transformadores, dejando sin servicio eléctrico a comunidades enteras y evidenciando cómo la desesperación social se dispara en medio de la escasez.
En Granma, se documentaron al menos cinco robos con fuerza en zonas afectadas, mientras las autoridades locales prometieron sanciones severas contra los responsables, aunque la sensación de abandono institucional persiste. La combinación de desastres naturales, apagones constantes y falta de recursos crea un caldo de cultivo perfecto para que delitos como el robo del ventilador se multipliquen.
Historias como la de Day Ng reflejan la vulnerabilidad de los cubanos ante la crisis energética y social, donde incluso un pequeño ventilador se convierte en un bien esencial y codiciado, mientras la vida cotidiana sigue marcada por la inseguridad y la improvisación.










