Chacho es un cubano con una historia que parece sacada de una película: asegura tener un parentesco con nada menos que Beyoncé. Sí, la megaestrella mundial que llena estadios y rompe récords podría tener raíces cubanas, al menos eso dice su supuesto primo.
Según contó hace unos años en una entrevista con AméricaTeVe, la historia comienza en los años 60, cuando su tía Melva emigró a Estados Unidos y, según él, se convirtió en la abuela de Beyoncé. “Por mediación de una prima que vive en España nos enteramos de que Beyoncé es prima hermana nuestra”, explicó Chacho con una mezcla de orgullo y asombro que no pasa desapercibida.
El árbol genealógico que Chacho dibuja de memoria es curioso y lleno de ramificaciones: su madre y Melva serían hermanas carnales, mientras que la madre de Beyoncé, a quien él llama Melva Ofelia, podría haber cambiado de nombre tras casarse. “Si le han cambiado el nombre o algo por situaciones de matrimonio, que cambian nombre o apellidos, desconozco esa parte de la situación”, aclara, dejando espacio a la duda… y a la esperanza.
Durante la entrevista, Chacho muestra una foto antigua donde aparecen su madre y la presunta abuela de Beyoncé, en tiempos en que nadie podía imaginar el brillo que tendría la descendencia familiar. La nostalgia se siente en cada gesto mientras habla de un pasado compartido y de conexiones familiares que el tiempo y el mar separaron.
Cuando la periodista le pregunta si su madre supo de la visita de Beyoncé a La Habana en 2013, Chacho asiente con naturalidad: “Por supuesto. Pero no tuvo facilidades de llegar a conversar con ella porque, como estaban las condiciones, tenía escolta, estaba rentada en La Habana Vieja y mi madre no tenía cómo llegar allí”.
Lo más llamativo es la sinceridad de su motivación. Chacho asegura que su interés no tiene nada que ver con el dinero. “Económicamente yo no quiero nada, solo quiero relacionarme con mi familia porque aquí no tengo a nadie”, confiesa. Lo que busca, dice, es un abrazo familiar, ese contacto que tanto tiempo y distancia han separado. Luego se pregunta, con mezcla de esperanza y resignación: “¿Tú crees que me dejen llegar a allí a abrazarla?”.










