Díaz-Canel arma todo un acto cargado de parafernalia política en Artemisa para inaugurar un parque solar que apenas entrega 5 megawatts (MW) de potencia

Redacción

El último acto de Miguel Díaz-Canel en Artemisa, para inaugurar el parque fotovoltaico “Mártires de Barbados II”, provocó más burlas y críticas que aplausos entre los cubanos en redes sociales. Mientras el gobierno lo vendía como un avance hacia la soberanía energética, la gente respondía con sarcasmo y frustración, recordando los continuos apagones que azotan el país.

El parque, con apenas 5 megawatts (MW) de potencia, forma parte de un donativo de China que incluye siete instalaciones similares en esta primera etapa, dentro de un proyecto total de 120 MW. Durante el acto, Díaz-Canel agradeció “a la hermana nación por su firme cooperación y por estar en los momentos difíciles”, mientras medios oficiales como Cubadebate y la Unión Eléctrica (UNE) presentaban la obra como un paso hacia la autosuficiencia energética.

Pero las reacciones en línea fueron duras y llenas de ironía. “Cada vez que anuncian un parque fotovoltaico, aumentan los apagones”, escribió un usuario, mientras otro comentaba: “5 MW es el consumo promedio de la casa de Canel”. Hubo quienes bromearon que “van a necesitar sol las 24 horas” o que “eso da para el partido, el gobierno y alguna que otra empresita mientras haya sol”.

El contraste entre propaganda y realidad cotidiana no pasó desapercibido. “En el mismo municipio donde está el parque hay apagón por déficit”, señaló un internauta, y otro resumió: “Un acto político para 5 MW”.

Muchos criticaron el carácter asistencialista de estos proyectos: “Viven a base de donativos y donaciones”, escribió un comentario, y otro agregó: “Cuba no está sola… siempre aparece un país dispuesto a dar una mano cuando sabe que Cuba no puede pagarle ni en 20 años”. Un usuario fue más directo: “El problema de Cuba no es energético, el problema son los mafiosos en el poder”.

El cansancio popular se hizo evidente: “Mira, y nosotros llevamos aquí en la misma provincia 17 horas sin corriente”, comentó alguien, mientras otro aseguraba: “Cada vez que hacen uno, el apagón es más largo”. Un tercero fue lapidario: “Pena y lástima, ya no somos nada, ni siquiera al lado de Haití”.

Aunque algunos mensajes mostraron apoyo —“Vamos por más, mi presidente, siempre haciendo revolución” o “Gracias a China por su ayuda y solidaridad con nuestro pueblo”—, el tono predominante fue de desconfianza y crítica.

Según la Unión Eléctrica, los siete parques conectados aportarán 35 MW en esta primera fase, y la segunda etapa sumará otros 85 MW. El embajador chino, Hua Xin, aseguró que el proyecto permitirá ahorrar unas 18,000 toneladas de combustible al año. Pero el anuncio choca con la realidad: apagones generalizados y un déficit de generación que supera los 1,500 MW diarios, dejando a gran parte del país a oscuras.

El sentir general quedó reflejado en un comentario que se volvió viral: “Hablan de luz, pero seguimos en apagón. No hay corriente, no hay agua, y todavía celebran donativos como si eso fuera progreso”.

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