Las recientes declaraciones de Miguel Díaz-Canel sobre la crisis sanitaria en Cuba provocaron una ola de críticas y burlas en redes sociales. Su promesa de que el Gobierno enfrentará la epidemia “como mismo se trabajó la COVID-19” fue recibida con sarcasmo, frustración e indignación por cientos de cubanos.
El gobernante publicó en su perfil oficial: “Hemos convocado a nuestros científicos y expertos, de todas las áreas del conocimiento, para enfrentar las arbovirosis como mismo hicimos con la COVID-19: con un sistema de trabajo que permita, desde la ciencia, aportar análisis y soluciones urgentes.” La frase, replicada por medios oficialistas como Cubadebate, no convenció a la población.
Muchos usuarios coincidieron en que las autoridades reaccionaron tarde. “Muy tarde… cuando Matanzas gritaba que la población enfermaba en masa no le hicieron caso y decían que todo estaba bajo control”, escribió uno. Otro resumió: “Ahora, después que hay medio país enfermo, siempre les coge tarde.” Otros comentarios apuntaron a la inacción prolongada: “Hace tres años el dengue campea y ahora la chikungunya, y la fumigación es nula.”
El tono de las reacciones osciló entre rabia, ironía y cansancio. “Da risa. Da rabia. Da asco. Da miedo. Da tristeza. Pobre de nosotros los cubanos, no valemos nada”, escribió un usuario, mientras otro ironizó: “Si lo van a trabajar igual que con la COVID, estamos jodidos.” Algunos comentarios fueron aún más sarcásticos: “Encierro para los mosquitos, entonces” o “¿Van a hacer colas para fumigar?”.
Entre las críticas más frecuentes, la responsabilidad directa del Estado fue innegable. “El país está colapsado”, decía un comentario, mientras otro denunciaba: “Lo que hace falta es recoger la basura, arreglar los salideros y fumigar. No hay medicamentos, no hay médicos, no hay nada.” Otro usuario añadió: “El Estado es responsable de que exista esta epidemia descontrolada. Antes se fumigaba por un solo caso de dengue y hoy ni eso se hace.”
La desconfianza hacia las instituciones crece día a día. “Negaron la epidemia hasta que ya era imposible esconderla”, escribió un cubano, mientras otro recordó: “Decían que eran simples síndromes febriles y ahora resulta que todo es una epidemia.” Algunos usuarios reportaron la magnitud del contagio: “Prácticamente Cuba entera está contagiada”; “En cada casa hay un enfermo”; “Familias completas y cuadras enteras con fiebre.”
La falta de medicinas y atención médica agrava la situación. “Esta enfermedad te deja inválido”, “Llevo un mes con dolores y calambres, sin medicamentos”, o “El paracetamol cuesta 800 pesos y hay que tener suerte para encontrarlo”, fueron algunas de las denuncias que circulan en redes.
La sensación de abandono y desidia domina los comentarios: “Nos dejaron a nuestra suerte, como en la COVID”, escribió un usuario. Otro añadió: “En los años de revolución jamás se vio tanta desidia.” Muchos denunciaron corrupción en las campañas de saneamiento: “No hay higiene ambiental en ningún lado, Comunales no existe, solo sirve para desviar recursos”.
El descontento se centra en que las alertas fueron ignoradas semanas antes: “Cuando Matanzas pedía ayuda a gritos no le hicieron caso y decían que todo estaba bajo control. Si hubieran actuado a tiempo, hoy no estuviera todo el país así”.
El propio gobierno ha reconocido la crisis: 38 municipios con transmisión activa de dengue, más de 21 mil casos de chikungunya y brotes febriles en 68 municipios. Mientras tanto, la población enfrenta hospitales colapsados y un sistema de salud al borde del colapso.
Desde el exilio, el Gremio de Médicos Cubanos responsabilizó al Estado por la falta de medicinas y atención, alertando que la epidemia “no puede justificarse por factores climáticos ni estacionales, sino por el abandono y la opacidad del sistema sanitario.” La activista Amelia Calzadilla pidió una intervención humanitaria, denunciando que el gobierno “oculta la magnitud del brote y ha abandonado al pueblo a su suerte.” La historiadora Yamilka Lafita Cancio advirtió sobre el aumento de hospitalizaciones, secuelas articulares prolongadas e incluso muertes, sin medidas efectivas del Estado.
Voces críticas como el médico Lucio Enríquez Nodarse han llegado a sugerir que “Cuba necesita una intervención sanitaria y militar” para garantizar el acceso a medicinas y frenar el colapso del sistema de salud, reflejando la desesperación de la población.
Frases como “Cada día hay más enfermos”, “Esto se les fue de las manos” y “Otra vez lo mismo: consignas en lugar de soluciones” se repiten en redes. La promesa de Díaz-Canel, lejos de generar confianza, se ha convertido en símbolo del hartazgo: “Si van a trabajar la epidemia como la COVID, que Dios nos agarre confesados.”







