La Embajada de Estados Unidos en La Habana confirmó este miércoles que está coordinando la entrega directa de ayuda humanitaria a los cubanos afectados por el huracán Melissa, evitando cualquier tipo de intermediación con el régimen.
En un mensaje publicado en redes sociales, la sede diplomática explicó que el jefe de Misión, Mike Hammer, se reunió con los obispos del oriente cubano para identificar las principales necesidades en las zonas devastadas y organizar la distribución de 3 millones de dólares destinados a las familias damnificadas.
“La asistencia será canalizada a través de la Iglesia Católica y Cáritas”, subrayó la Embajada, dejando claro que el objetivo es garantizar que la ayuda llegue directamente a las manos del pueblo, sin pasar por los mecanismos burocráticos y opacos del Estado cubano.
Este enfoque —que prioriza la entrega mediante estructuras eclesiales con presencia real en las comunidades— responde a la política de Washington de evitar cualquier colaboración con el régimen, especialmente ante los múltiples antecedentes de desvío y manipulación de la ayuda internacional por parte de las autoridades.
La asignación de 3 millones para Cuba forma parte de un paquete regional de 24 millones de dólares anunciado por Estados Unidos para asistir a los países del Caribe afectados por el paso del ciclón. Según el desglose, Jamaica recibirá 12 millones, Haití 8,5 millones, Cuba 3 millones y Bahamas 500 mil dólares.
El comunicado de la embajada destaca que este fondo es un esfuerzo de emergencia destinado a salvar vidas y atender necesidades inmediatas, en momentos en que el oriente cubano sufre graves daños materiales y una crisis humanitaria creciente.
Mientras el régimen guarda silencio o intenta politizar el desastre, Washington actúa con rapidez y transparencia, reafirmando su compromiso de apoyar al pueblo cubano sin fortalecer al aparato represivo.
“Con el acompañamiento de los obispos de Oriente y Cáritas, continuaremos coordinando la recepción y el despliegue de recursos para atender con celeridad a los damnificados”, señaló la embajada.
En una isla donde el Estado lo controla todo —menos la voluntad de la gente—, este gesto marca una diferencia clara: la ayuda que llega del norte no busca propaganda, sino alivio real para los cubanos que lo perdieron todo.










