En otro capítulo de la campaña orquestada desde las más altas estructuras del poder, el Banco Central de Cuba se lanzó este viernes contra el medio independiente elTOQUE, repitiendo el discurso agresivo que ya habían soltado el primer ministro Manuel Marrero, el canciller Bruno Rodríguez y la televisión estatal. La institución financiera acusó al medio de formar parte de una supuesta “agresión económica” y cuestionó la legitimidad de su Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMi), el indicador que millones de cubanos usan a diario para entender el valor real de su dinero.
En una declaración publicada en Facebook, el BCC aseguró que elTOQUE “no posee legitimidad económica” y lo acusó de operar con mecanismos “no transparentes”. Según el organismo, la TRMi genera una “señal distorsionada” que supuestamente influye en los precios y en las decisiones de los ciudadanos. Todo un intento de responsabilizar a un medio independiente por el caos económico que el propio Estado ha provocado durante años.
El Banco Central aprovechó además para prometer, una vez más, la construcción de un mercado cambiario oficial “ordenado y transparente”. Una promesa repetida hasta el cansancio y jamás cumplida. La publicación insistió en que trabajan en coordinación con otros organismos del Estado para lograr un sistema más representativo. Lo mismo de siempre, dicho con el mismo guion.
La realidad, sin embargo, es otra. El discurso del régimen tropieza una y otra vez con sus propias cifras. Bastaría recordar agosto de 2022, cuando el Banco Central lanzó con orgullo la tasa oficial de 1 USD por 120 pesos, presentada como el primer paso para cerrar la brecha con el mercado informal. Pero entre el impuesto del 8% y el absurdo de vender menos divisas de las que compraba, la tasa oficial terminó convertida en una referencia inútil, desconectada totalmente de la economía real.
Desde aquel inicio fallido, el Estado no logró sostener el esquema. La escasez de divisas, las colas eternas, los límites por persona y la incapacidad para vender lo que la población necesita dejaron en evidencia que el mercado oficial jamás funcionó. Mientras tanto, elTOQUE siguió publicando la tasa que realmente se movía en las calles, en zonas rurales, en WhatsApp y en cada esquina donde se hacía una transacción. Esa fue, y sigue siendo, la única referencia que refleja lo que vale el peso cubano hoy.
Por eso el régimen ataca. No porque la TRMi distorsione la economía, sino porque la expone. El mercado informal es la prueba viviente del fracaso del sistema monetario estatal. Es el espejo que el gobierno intenta romper para no mirarse.
El Banco Central se suma al coro oficialista, pero el problema no está en el mensajero. Está en un modelo económico que lleva años sin producir divisas, sin generar confianza y sin capacidad para sostener un tipo de cambio real. El país sigue dependiendo del mercado informal porque es el único que funciona, y esa verdad duele en el poder.










