En plena carretera cubana, un ómnibus terminó convertido en sala de parto ante la ausencia total del sistema de salud que el régimen sigue presumiendo como “gratuito y de excelencia”. El nacimiento ocurrió en el 3252, un carro que hace la ruta entre La Habana y el Segundo Frente, y que por unos minutos dejó de ser transporte para convertirse en refugio, sala de emergencias y paritorio improvisado.
La historia fue contada en Facebook por la internauta Keilan Torres bajo el título “El milagro sobre ruedas”, donde explicó cómo una mujer comenzó a sentir los dolores de parto en medio del viaje, desatando una cadena de solidaridad entre desconocidos que, sin dudarlo, hicieron lo que el Estado cubano no hizo: asistirla.
Según relató, los pasajeros recogieron tijeras, algodón, agua, alcohol y lo que apareciera a mano. Otros sostenían a la madre, la calmaban, le daban seguridad. Entre los viajeros había profesionales de la salud, dos reconocidas doctoras santiagueras, que asumieron el rol que debería asumir cualquier servicio de emergencia: recibieron a la niña, la estimularon y lograron que llorara fuerte, sano, vivo.
Cuando el llanto llenó la guagua, la gente estalló en aplausos. Nadie sabía dónde estaba la ambulancia. Nadie sabía si realmente la habían enviado. Lo cierto es que nunca llegó, como tampoco llegan hoy a miles de cubanos las mínimas garantías de un sistema sanitario colapsado.
La joven madre, agotada pero firme, recibió además la ayuda de los pasajeros que le devolvieron el dinero del pasaje y hasta hicieron donaciones para que pudiera enfrentar los primeros días con su bebé. Fue ese mismo pueblo, el que sobrevive como puede, el que una vez más dio la cara donde el régimen se esconde.
El ómnibus se detuvo finalmente en Sancti Spíritus, donde la madre y la recién nacida fueron trasladadas al hospital. Ambas están bien, según los testigos del milagro.
El suceso se volvió viral no solo por lo extraordinario del momento, sino porque vuelve a dejar al desnudo la precariedad absoluta del país, donde una guagua resuelve antes que un sistema de salud que hace años dejó de funcionar para la gente y solo sigue vivo en los discursos oficiales.
Un nacimiento debería ser alegría y seguridad. Pero en la Cuba de hoy, la vida llega al mundo entre carretera, mochilas y manos solidarias… mientras la ambulancia sigue siendo una promesa vacía que, como tantas otras, nunca aparece.










