Un grupo de al menos 16 cubanos, varios de ellos muchachos de Niquero, en Granma, permanece desaparecido tras lanzarse al mar en tres botes con rumbo a Jamaica. La travesía, forzada por la crisis que exprime al país, terminó en tragedia cuando al menos una de las embarcaciones habría naufragado cerca de las costas jamaicanas.
Familiares confirmaron que los balseros salieron el domingo desde la zona de Palma de la Cruz, en el litoral sur de Granma, con destino a Montego Bay. Entre los testimonios más desgarradores está el de Yariennis Guevara Tamayo, quien contó que uno de los botes se viró durante el trayecto y que, desde la tarde del martes, no se sabe nada de los tripulantes.
Guevara explicó que las tres embarcaciones se separaron en el mar y que la que transportaba a sus familiares naufragó cerca de Jamaica. Hasta ahora no hay comunicación oficial, ni confirmación de rescates, ni señales del bote.
“Queremos ayuda, por favor que los busquen por Cabo Cruz o por Jamaica. Estamos desesperados”, imploró la joven, dando voz al dolor de varias familias que llevan días sin dormir, esperando algún aviso, una llamada, una señal de vida.
Relató que fueron cubanos residentes en Jamaica quienes dieron la primera alerta del supuesto naufragio. La noticia llegó de boca en boca, pero sin ningún respaldo de autoridades, lo que aumenta la angustia de los parientes que hoy no tienen idea de si sus seres queridos están vivos o muertos.
Entre los desaparecidos hay jóvenes de apenas 18 años, padres de familia, hombres sin empleo ni futuro en un país que les cerró todas las puertas. Según relató Guevara, la mala mar provocada por un frente frío pudo haber volteado la chalupa, levantando olas tan fuertes que el bote terminó hundido y los ocupantes quedaron a la deriva.
Desde Estados Unidos, donde reside, Guevara describió el dolor que consume a su familia en Cuba. “Mi tía perdió a sus dos hijos y al padre de uno. Ese pueblo está llorando entero”, dijo con la voz partida. Aseguró que en Niquero y zonas cercanas los muchachos siguen lanzándose al mar porque en tierra no tienen comida, ni medicamentos, ni trabajo, ni esperanza.
Mientras tanto, las autoridades cubanas permanecen en silencio absoluto. No hay partes oficiales, ni reportes de búsqueda, ni una sola palabra sobre los desaparecidos. Tampoco existe constancia de operaciones de rescate por parte de Cuba o Jamaica, dejando a las familias completamente abandonadas.
Entre la incertidumbre y el miedo, los parientes solo piden una cosa: solidaridad. “A los cubanos en Jamaica, por favor, ayúdennos a saber algo. No queremos nada material, solo saber si están vivos”, suplicó Guevara. Y remató con una frase que duele por lo simple y lo humana: “Solo queremos traerlos de vuelta”.
Una vez más, la tragedia de la migración cubana estalla en silencio, envuelta en la misma desesperación que empuja a tantos a lanzarse al mar porque, en esta Isla sin futuro, quedarse también es naufragar.
