El régimen lanza «repelentes naturales» para los mosquitos cuando la epidemia ya explotó en toda Cuba

Redacción

Después de meses en que las tiendas de La Habana vendían repelentes en dólares y los mosquitos se adueñaban del país, el régimen decidió reaccionar. Y lo hizo tarde, muy tarde. Solo ahora, cuando las arbovirosis ya han desatado una crisis sanitaria nacional, la provincia de Granma comenzó a producir un repelente natural como respuesta improvisada al desastre que ellos mismos dejaron crecer.

El Laboratorio Farmacéutico Medilip, junto a la Empresa de Farmacia y Ópticas, presentó un producto “100% natural” elaborado con tintura de Neem y Caña Santa, según confirmó la televisión oficial CNC TV Granma. Un preparado sencillo, aplicado directamente sobre la piel, que llega como si fuera una gran solución después de meses de abandono estatal. Eso sí, aclararon que no puede usarse en niños menores de tres años, aunque no explicaron cuál es el plan para proteger a los más pequeños en medio de esta situación crítica.

Las imágenes publicadas muestran dos envases, uno marcado en 40 pesos y otro en 200, aunque el régimen tampoco precisó si habrá disponibilidad real para una población que lleva meses sin repelente, sin fumigación y sin control vectorial. La transparencia, como siempre, brilla por su ausencia.

El lanzamiento coincide con el reconocimiento tardío de Miguel Díaz-Canel sobre la magnitud del brote, que ya afecta a casi un tercio del país. Los hospitales están desbordados, faltan medicamentos y la atención es insuficiente. El panorama epidemiológico es el más grave de los últimos años, pero el gobierno prefirió ignorarlo hasta que la situación se volvió imposible de esconder.

La producción de este repelente llega como un parche más en una estrategia sanitaria completamente fallida. Los especialistas llevan meses alertando sobre el aumento de casos y la proliferación de mosquitos en barrios donde la fumigación prácticamente desapareció. Los ciudadanos denunciaron montañas de basura, calles inundadas y fosas rebosadas, mientras la prensa oficial repetía que todo estaba “bajo control”.

Ahora el gobierno aparece con un frasco de Neem como si fuera la gran solución. Pero no han dicho cuántos producirán, si lo extenderán a otras provincias o cómo garantizarán que llegue a quienes realmente lo necesitan. Todo apunta a otro anuncio vacío, más propaganda que respuesta real.

En medio de una crisis epidemiológica que el propio régimen dejó crecer, lo único claro es que la población vuelve a recibir medidas tardías, improvisadas y totalmente insuficientes. Cuba necesitaba acción hace meses, no un repelente de emergencia que llega cuando el país entero ya está enfermo.

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