El hallazgo del cuerpo sin vida de Sofiel Soto Miranda ha dejado a más de uno con un nudo en la garganta en San Antonio de los Baños. La familia confirmó lo que muchos temían: el hombre encontrado este viernes en el río Ariguanabo no era un desconocido, sino un vecino querido, de esos que todo el mundo conoce de vista y saluda sin pensarlo dos veces.
Sofiel, de 53 años, apareció muerto alrededor de las 12:40 del mediodía, justo cuando el pueblo parece quedarse en pausa por el calor. La noticia viajó rápido, como casi todo en los pueblos de Cuba, y en cuestión de minutos ya Los Pinareños estaba en shock. Nadie esperaba algo así, y menos de alguien tan familiar para la zona.
Según publicó el diario oficialista El Artemiseño, el revuelo fue grande. Los residentes del reparto no podían creerlo. A veces la rutina nos hace pensar que ciertas personas estarán ahí siempre, y tal vez por eso la partida de Sofiel golpeó tan fuerte. Un equipo de reporteros se acercó a la casa de la familia para confirmar lo sucedido y hablar con su hermana, Lilia Rosa, quien apenas encontraba palabras pero sí confirmó la identidad y las causas del fallecimiento sin dar más detalles al público.
Ella contó que su hermano, al que todos llamaban con cariño “Minito”, padecía esquizofrenia paranoica desde joven. Estaba bajo seguimiento médico en el Centro de Salud Mental del Ariguanabo y recibía tratamiento con regularidad. Quienes lo conocían saben que, a pesar de su condición, era un hombre tranquilo, noble y hasta un poco tímido.
Lilia explicó que Minito tenía la costumbre de caminar mucho, tanto de día como de noche. Era parte de su rutina, de su forma de sobrellevar la vida. Sin embargo, aseguró que nunca solía ir hacia el río. Su ruta casi siempre era la misma: desde su reparto hasta los alrededores del hospital, un trayecto que hacía una y otra vez como si formara parte de un ritual personal.
La noticia de su muerte ha dejado una tristeza profunda en la comunidad. Los Pinareños lo recuerdan como un vecino amable, respetuoso y siempre dispuesto a una palabra sencilla. A pesar de su enfermedad, nunca fue agresivo ni problemático. De hecho, muchos lo describen como “más bueno que el pan”.
En las últimas horas, la casa de la familia Soto Miranda no ha estado vacía. Vecinos, amigos de la infancia y hasta personas que apenas lo conocían se han acercado para acompañar en el duelo. Cuando alguien así se va, no solo pierde la familia: pierde el barrio completo.
Desde la redacción que cubrió la noticia se enviaron oficialmente las condolencias, pero más allá del formalismo, lo cierto es que la muerte de Sofiel ha dejado una marca de dolor compartido en toda la comunidad.
Y como si el día no fuera ya suficientemente sombrío, también trascendió este viernes el caso de un joven de Baracoa, Lázaro Matos, hallado sin vida en el tramo conocido como El Paso de los Alemanes, un sitio que de por sí muchos consideran peligroso. El detalle más perturbador: el cuerpo apareció sin su ropa inferior, lo que ha levantado todo tipo de sospechas en el pueblo. Se habla incluso de la posible participación de una mujer, ya sea acompañante o cómplice. Otra historia oscura que sacude a una comunidad que no logra entender tanto horror junto.










