Perdió su casa por Melissa y rogó comida: la reacción de los cubanos te dejará sin palabras

Redacción

A veces las tragedias sacan lo peor… pero también lo mejor de la gente. Eso es precisamente lo que pasó con la historia de una madre de Holguín que, entre lágrimas y desesperación, pidió comida para sus hijos después de perderlo todo por el huracán Melissa. Su testimonio se volvió viral y despertó una ola de solidaridad entre cubanos dentro y fuera de la isla.

El activista Noly Blak, conocido por documentar historias duras de comunidades olvidadas, visitó la localidad de Peralta, en el municipio Cacocum, para conversar con la mujer. Y lo que encontró fue devastador: una madre joven, con cuatro niños pequeños, parada entre los escombros de la casa que un día fue su hogar. Pero ahí mismo empezó algo grande: el inicio de una colecta ciudadana para intentar cambiarle la vida.

“Vamos a comprarle una casita a esta madre”, anunció Blak en sus redes, dejando bien claros los datos para quien quisiera sumarse: el número de cuenta en CUP y la opción por Zelle, además de pedir a los donantes que enviaran captura de pantalla para la lista que él siempre publica en Facebook. En cuestión de horas, empezaron a llegar mensajes, transferencias y muestras de cariño desde todos lados.

En un video que él mismo compartió, la madre aparece llorando, pero esta vez no por angustia… sino por agradecimiento. “Muchísimas gracias”, alcanzó a decir con la voz quebrada, segundos antes de cubrirse la cara mientras procesaba la noticia: cubanos desde diferentes partes del mundo estaban dispuestos a ayudarla a recuperar un techo para ella y sus hijos.

Blak explicó que quienes donaran podían decidir si querían aparecer públicamente en la lista de benefactores o mantener el anonimato. Lo importante, según él, era que la ayuda llegara a quien realmente la necesitaba.

La mujer comenzó a hacerse conocida a inicios de la semana, cuando el activista publicó su testimonio original: “Yo no quiero nada, yo lo único que quiero es comida para los niños”, decía mientras mostraba lo que había quedado de su vivienda, destruida por las inundaciones que dejó Melissa.

Y es que este huracán no fue cualquier cosa. Miles de familias del oriente cubano resultaron damnificadas, especialmente en Holguín, Granma, Las Tunas y Santiago de Cuba. La gente perdió techos, muebles, ropa… y, como siempre, las respuestas oficiales han sido lentas, insuficientes o simplemente inexistentes.

Por eso gestos como el de Noly Blak están marcando la diferencia. Mientras las autoridades dan la espalda, son los propios cubanos quienes se están organizando para ayudar a los más vulnerables. En medio de la miseria y la desesperanza, todavía quedan historias que demuestran que la solidaridad no se ha muerto… y que, a veces, puede convertirse en la única tabla de salvación.

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