Régimen publica precios para los negocios privados que quieran ser patrocinadores en la Serie Nacional de Béisbol y SON MILLONARIOS

Redacción

Las autoridades del béisbol cubano nunca decepcionan… al menos cuando se trata de demostrar que la incompetencia también puede ser un deporte nacional. Mientras la Serie Nacional se desploma a niveles nunca vistos, los dirigentes parecen competir por ver quién batea más alto en la liga de la mediocridad. Y cuando algún fanático intenta aportar algo real al espectáculo, ahí aparece la Federación Cubana para apagar cualquier chispa de progreso.

Hace poco contamos cómo el equipo de Holguín estaba recibiendo estímulos monetarios gracias al esfuerzo de un aficionado y el apoyo de grupos en redes. Nada deshonesto, nada turbio: solo cubanos tratando de empujar un poquito a sus peloteros para que pudieran competir con dignidad. Y sí, esos incentivos ayudaron a explicar el gran rendimiento de los Cachorros.

Pero al régimen le molesta la iniciativa privada cuando no pasa por su embudo. El INDER saltó enseguida para “regular” los estímulos, alegando que pueden influir decisiones, comprometer al sistema y hasta violar un código de ética que ellos mismos pisotean cada vez que les conviene. Aseguraron que no aceptan regalos, viajes, salarios, ni nada que no pase por la maquinaria burocrática estatal. Lo que no dicen es que, detrás de ese discurso, lo único que buscan es controlar cada peso y decidir quién gana y quién pierde.

Mientras aún no anuncian la sentencia final sobre Holguín —y todos sabemos que no será favorable— otra bomba sale a flote desde La Habana. Y esta sí rompe cualquier récord de absurdos.

Patrocinios estilo “capitalismo salvaje”, pero sin un centavo para los peloteros

Hace solo días, un representante del INDER salió en la televisión hablando de que el deporte cubano está listo para abrirse a la publicidad y los patrocinios. Algo que, en teoría, podría impulsar la Serie Nacional. Pero como siempre, el diablo está en los detalles.

El periodista Yordano Carmona filtró parte del documento que la Federación Cubana prepara. Y lo que aparece ahí parece escrito por alguien que nunca ha pisado un estadio cubano… o que vive en un universo paralelo.

Un patrocinio diamante costaría más de 56 millones de pesos, o sea unos 140 mil dólares. Ni en países con ligas profesionales, estadios decentes y público real se piden cifras así. Las categorías “Plata” y “Bronce” tampoco se quedan atrás, con números que solo un negocio desesperado, ingenuo o muy interesado en “quedar bien arriba” aceptaría.

Lo más cómico —o trágico— es que ese dinero no iría a mejorar el salario de los peloteros ni sus condiciones de juego. Nada de uniformes, nada de equipamiento, nada de mejoras en estadios derrumbándose. Todo ese caudal va directo a las arcas de la Federación. Los patrocinadores solo ganarían anuncios, sillas preferenciales y el derecho de grabar entrevistas. Los peloteros, como siempre, quedan fuera del reparto.

El mismo cuento de siempre, pero con precios en ciencia ficción

Mientras los jugadores siguen viajando en camiones, entrenando con bates remendados y jugando en terrenos que parecen campos de batalla, la FCB saca un “paquete premium” digno de MLB… pero sin MLB. Otro foul a la malla, otra prueba de que quienes dirigen el béisbol en Cuba están más preocupados por inventarse negocios que por salvar el deporte.

Cuando hagan oficial esta locura, veremos el siguiente capítulo del mismo show: dirigentes que hablan de “modernización”, patrocinadores fantasmas, jugadores olvidados y una Serie Nacional que cada día se parece más a un recuerdo que a un campeonato.

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