Santiago de Cuba volvió a demostrar que la gente está cansada de aguantar callada. En plena zona céntrica, en la calle Carnicería entre San Antonio y San Mateo, los vecinos se tiraron para la calle después de días de denuncias sobre cobros abusivos para reconectar la electricidad tras el paso del huracán.
Mientras las cuadras de los alrededores ya tienen corriente sin haber pagado ni un centavo, a estos residentes les exigieron 15 mil pesos para hacer las reparaciones. Una cifra absurda, descarada y totalmente injustificable, sobre todo cuando el propio régimen dice que el restablecimiento del servicio es gratuito. La doble moral de siempre, pero esta vez la gente dijo basta.
Las familias afectadas están viviendo una situación límite. Hay niños pequeños, hogares sin gas para cocinar y casas rodeadas de mosquitos en medio de una crisis epidemiológica que el gobierno no controla ni aunque lo manden a repetir. Como si fuera poco, también les estaban cobrando 500 pesos por fumigar, un abuso más que demuestra cómo muchos aprovechan el caos para sacarle dinero a los más vulnerables.
Cansados de promesas vacías y de esperar respuestas que nunca llegan, los vecinos decidieron cerrar la cuadra con basura y pararse firme en las esquinas en señal de protesta. Exigieron transparencia, respeto y que les devuelvan la electricidad sin más trampas ni chantajes.
Lo ocurrido en este barrio no es un hecho aislado. Es la muestra clara de un malestar que crece cada día en Santiago y en toda Cuba. La gente está agotada de los abusos, del abandono y de la falta de soluciones reales mientras el régimen sigue mirando para otro lado como si el país no se estuviera cayendo a pedazos.
