El dólar dio un respiro este domingo en el mercado informal cubano, bajando después de una semana completa de subidas que tenía a medio país con el corazón en la boca. Y la caída llega, casualmente, justo un día después de que el régimen saliera a decir que está “creando las condiciones” para montar un mercado cambiario oficial ordenado, transparente y funcional. Palabras bonitas, sí, pero el país ya está vacunado contra ese tipo de cuentos.
La coincidencia, por supuesto, encendió la pregunta del día: ¿bajó el dólar por el anuncio del régimen o simplemente tocaba un ajuste después de una semana de presión? El billete verde cayó de 470 a 460 pesos, mientras el euro se quedó en 500 y la MLC subió a 220. No es un desplome, pero sí un movimiento que destaca después de siete días seguidos de alzas que venían marcando el ritmo del mercado.
El momento no es casual. El Banco Central intenta revivir la idea de que el Estado controla el tipo de cambio, justo cuando el mercado informal —que El Toque publica cada día— es el único que refleja algo parecido a la realidad económica de Cuba. Y ahí empieza la especulación. Algunos economistas dicen que el anuncio oficial pudo haber tenido un impacto psicológico sobre los operadores, una pausa por si acaso. Pero también dejan claro que, sin dólares de verdad ni confianza del público, ningún mercado oficial aguanta ni un mes. En Cuba no mandan los discursos, manda la oferta y la demanda, y eso no lo cambia ni la Mesa Redonda.
Otros analistas lo ven aún más claro: la caída del domingo es un ajuste natural después de una semana caliente. No es respuesta a nada. No es señal de que el Gobierno movió fichas. Es simplemente el mercado respirando.
Todo esto ocurre mientras el régimen mantiene su ataque contra El Toque, acusándolo de manipular la tasa informal. Un chiste cruel, porque la TRMi que publica ese medio es la única referencia que usan los cubanos de a pie, los negocios privados y hasta los propios burócratas que no admiten públicamente que la consultan.
Por ahora, la baja del dólar parece más una pausa técnica que un cambio real de tendencia. Sin medidas de fondo, sin divisas y con la credibilidad del Estado por el piso, ningún anuncio oficial va a mover al mercado informal de manera sostenida. La gente seguirá mirando a El Toque, a los grupos de Telegram y a las redes para saber cuánto vale su dinero de verdad, porque la economía cubana ya no responde a discursos ni a promesas vacías. Respondió a la realidad, y esa no la controla el régimen por mucho que lo intente.










