Arnaldo Rodríguez se vira contra El Toque: el nuevo soldado del discurso oficial

Redacción

Cuando parecía que Arnaldo Rodríguez había pasado a la historia junto con los karaokes del 2005, el músico oficialista volvió a la escena, pero no precisamente por un hit musical. Esta vez reapareció para montarse en la campaña del régimen cubano contra el medio independiente El Toque. Sí, Arnaldo, el director de El Talismán —grupo que en su momento sonó fuerte, pero que hoy solo vemos en actos patrióticos— decidió opinar y, como era de esperarse, lo hizo alineado con el discurso oficial.

En Facebook, el artista repitió el libreto de la Seguridad del Estado con una seguridad que impresiona. Según él, quienes hoy defienden a El Toque han perdido “la vergüenza, el decoro y la capacidad de razonar”. Nada nuevo: acusaciones recicladas que encajan perfectamente en la ofensiva mediática del gobierno, ahora obsesionado con silenciar cualquier voz que hable de economía sin permiso del Partido.

Y es que Arnaldo dejó caer su discurso justo en plena ofensiva estatal contra El Toque, que se ha convertido en uno de los grandes enemigos del régimen por publicar la Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMI). Esa misma que millones de cubanos revisan todos los días porque, literalmente, el país no ofrece ninguna otra referencia confiable.

En su mensaje, Arnaldo asegura que el gobierno está en una “tarea titánica”: combatir al “enemigo externo”, corregir “errores internos” y lidiar con los “científicos y cipayos del patio” que se atreven a criticar al Estado. Para él, El Toque ni es periodista ni analista: es parte de “la narrativa enemiga”. Pero claro, la realidad que el gobierno intenta tapar se parece más a un costurón mal hecho que a un discurso patriótico.

Porque lo cierto es que la maquinaria estatal ha lanzado una campaña brutal para desacreditar al medio independiente. La Seguridad del Estado difundió audios generados con inteligencia artificial intentando incriminar a su director. Humberto López lo acusó en TV de “terrorismo financiero”, “tráfico de divisas” y “evasión fiscal”. El canciller Bruno Rodríguez habló de supuestas pruebas que nunca mostró. Y el Banco Central se sumó repitiendo el mismo estribillo: que la TRMI es culpable de la crisis cambiaria. Sí, como si el peso cubano no llevara décadas cayéndose a pedazos por sí solo.

Mientras tanto, Cuba atraviesa uno de los momentos económicos más duros: inflación altísima, apagones infinitos y un peso que vale menos que un comentario de Arnaldo en Facebook.

Pero las respuestas no tardaron. Economistas, periodistas e incluso voces del oficialismo salieron a desmontar la narrativa del régimen. El académico Mauricio de Miranda dijo que culpar a El Toque es un “cuento de camino”. Ariel Terrero, periodista del sistema, calificó la acusación como “grotesca”. Y especialistas como Ileana Díaz y Oscar Fernández recordaron que el verdadero problema es la incapacidad del Estado para sostener un mercado cambiario real, la dolarización parcial y el Banco Central que imprime dinero sin respaldo como si fueran volantes.

Desde El Toque, su director José Jasán Nieves respondió reafirmando que seguirán haciendo periodismo, pese al hostigamiento: desde intentos de fabricar causas penales hasta actos de repudio en el extranjero.

La realidad es simple: el régimen necesita un enemigo para desviar la mirada de la crisis económica. Y figuras como Arnaldo Rodríguez sirven de altavoz para la narrativa oficial, atacando al mensajero en lugar de enfrentar el desastre creado por décadas de mala gestión.

Mientras tanto, los cubanos siguen viviendo la misma historia de siempre: salarios que no alcanzan, apagones, inflación y un mercado informal que sostiene al país porque el Estado, sencillamente, no puede.

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