Aterriza en La Habana cargamento de comida y colchones enviado por China para los damnificados del huracán Melissa ¿Llegarán a su destino?

Redacción

Un avión de Air China tocó pista en La Habana este fin de semana cargado con un lote de ayuda urgente para los damnificados del huracán Melissa en el oriente del país. Así lo anunciaron, con su habitual ceremonia y tono de “todo está bajo control”, los medios estatales cubanos.

Según la prensa oficial, este es el primero de seis vuelos con donaciones que incluyen alimentos y materiales básicos para las provincias arrasadas por el meteoro. En la recepción participaron las viceministras Aracelys Cardoso Hernández y Débora Rivas Saavedra, junto al embajador chino Hua Xin, quien se deshizo en elogios sobre la “fraternidad” entre ambos gobiernos. Fraternidad sobra; lo que falta es transparencia.

El cargamento llegó con 3.200 cajas de galletas, 4.500 cajas de fideos instantáneos, 3.000 equipos de iluminación solar, 8.000 colchones y mil toneladas de acero galvanizado para reparar techos. Suena generoso. Suena útil. Suena perfecto para titulares. Pero sabemos cómo funciona la película.

Hua Xin también anunció que vendrán más vuelos hasta completar las 30 toneladas de alimentos prometidas, además de envíos marítimos al puerto de Santiago de Cuba con sistemas fotovoltaicos, linternas y otros insumos para la recuperación. Cuba, por su parte, agradeció como siempre, con la promesa repetida de que “todo llegará a su destino”. Promesa que ya nadie en la calle se traga sin tomar agua.

La viceministra Cardoso aseguró que estos recursos aportarán “bienestar y confort” a los afectados. Las palabras suenan bonitas, pero el pueblo sigue esperando que alguien explique qué pasa con las toneladas de ayuda que en huracanes anteriores nunca llegaron a manos de quienes realmente la necesitaban. Ese es el verdadero huracán: el de la desconfianza.

China ya había mandado mil kits de emergencia el 31 de octubre, distribuidos junto a la Cruz Roja. Y, según datos citados por EFE, al menos 27 países y organismos han enviado donativos a la isla. La ONU incluso activó un plan para recaudar más de 74 millones de dólares y asistir a un millón de personas. Ayuda sobra. Lo que falta es voluntad de dejar que llegue al pueblo sin filtros, sin desvíos y sin truquitos.

Porque, mientras el régimen hace shows en los aeropuertos, los damnificados siguen con los mismos techos rotos, las mismas colas interminables y la misma incertidumbre. Y cada vez que entra un avión con donaciones, el miedo de la gente es que todo termine en el mercado negro o en manos de los mismos privilegiados de siempre.

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