Díaz-Canel pide los cubanos que «cuiden» La Habana, mientras los edificios se caen a pedazos por falta de mantenimiento y en completo abandono

Redacción

Miguel Díaz-Canel apareció este domingo en X para “felicitar” a La Habana por sus 506 años. Pero, como siempre, lo que escribió dice mucho menos que lo que intenta aparentar. Pidió que “cuidemos” la ciudad, que no nos quedemos en gestos de un día y que la capital necesita más atención “mientras más años cumple”. Palabras muy bonitas para quien ha dejado que la ciudad se caiga en pedazos.

El gobernante cerró con un “abrazo agradecido” para los que dedican sus vidas a reconstruir La Habana. Un guiño selectivo que excluye, de paso, a la mayoría de los habaneros, esos que sobreviven entre derrumbes, calles rotas, basura acumulada y servicios que no funcionan desde hace años.

Mientras él pide cariño para la capital, la realidad lo desmiente en cada esquina. La Habana es hoy el espejo más duro de la crisis nacional, una ciudad sin agua estable, con plagas desbordadas, con edificios apuntalados por milagros y con comunidades completas viviendo con miedo a que un techo les caiga encima.

Los vecinos llevan meses denunciando lo mismo: no hay recursos, no hay respuesta oficial, no hay voluntad real. Lo único que sí abunda es la retórica reciclada de un gobierno que perdió hace tiempo el control y la capacidad de garantizar lo más básico.

La Habana llega a su aniversario 506 sumida en abandono, pobreza y deterioro. Una capital que fue orgullo cultural y urbano, convertida ahora en símbolo del fracaso de un modelo incapaz de sostenerse a sí mismo. Y mientras más cumple años, más evidente se vuelve que lo que necesita no son mensajes en redes sociales, sino un país que funcione.

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