¡Ay Tato, chico! Prensa oficialista dice que los cubanos deben acudir «al caballo, al genio» de Fidel Castro para resolver la crisis en Cuba

Redacción

En medio de una de las peores crisis económicas, sanitarias y sociales de las últimas décadas, el régimen cubano insiste en revivir el culto al fallecido Fidel Castro. El portal oficialista Cubadebate dio el primer golpe, publicando el artículo “Valió la pena haber vivido en el siglo de Fidel”, en el que se insta a acudir “al caballo, al genio” de Fidel para enfrentar la crisis que ahoga al país.

El texto, firmado por Marxlenin Pérez Valdés, pareja de Fidelito Castro Smirnov —nieto del dictador— coincide con el vigésimo aniversario del discurso de Fidel en la Universidad de La Habana en 2005. Pérez Valdés asegura que “cuando los tiempos se ponen peliagudos —y este sin dudas lo es—, es nuestro deber acudir al genio”, llamando a las nuevas generaciones a seguir su “legado como brújula de un camino revolucionario”. La publicación concluye con la frase que intenta cerrar con solemnidad: “vale la pena haber nacido y vivido en el siglo de Fidel”.

La reacción en redes no se hizo esperar. Usuarios de Facebook ridiculizaron el mensaje, mezclando sarcasmo y frustración con la realidad del país. Comentarios como “El caballo, el genio, dejó una deuda que no la brinca una cabra montañesa” o “Fíjate si fue un genio que logró lo que ningún mandatario: destruir un país hasta los cimientos y dejar millonarios a sus descendientes” reflejan el sentimiento generalizado de incredulidad y hartazgo. Otros, con tono mordaz, expresaron simplemente: “Noooooo, siguiente pregunta” o “ay coño, por qué me lo recuerdan, si yo lo que quiero es caer en coma y despertar cuando todo esto acabe”.

Pese a la avalancha de críticas, el régimen continúa apostando por reactivar la figura de Fidel antes de su centenario en 2026. Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Partido Comunista, ha invocado al dictador para justificar la gestión gubernamental durante la crisis provocada por el huracán Melissa, asegurando que “la única que puede resolver los problemas de este país es la Revolución”. La propaganda se extiende incluso a la llamada “medicina revolucionaria” y concursos de décimas en honor a Fidel, recibidos con burlas y rechazo popular.

El culto se filtra también en la simbología: militares desfilando con gorras del dictador dentro de urnas de cristal, vecinos realizando rituales espiritistas para invocar al “Padre Fidel”, y artistas estatales como Amaury Pérez Vidal recordando públicamente al “amigo Fidel” en ceremonias oficiales. Cada gesto refuerza un intento sistemático de normalizar el culto político, mientras la población enfrenta apagones, escasez de alimentos, hospitales colapsados y un éxodo que no se detiene.

En un país donde la gente lucha por sobrevivir, la propaganda oficial sigue apostando al pasado y a los fantasmas del dictador, intentando disfrazar décadas de crisis con exaltación de un “genio” que hoy muchos consideran responsable de la ruina que atraviesa Cuba. La burla y la indignación en redes muestran que, más que inspiración, el recuerdo de Fidel despierta resignación y sarcasmo en la población.

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