Imágenes filtradas del Hospital Provincial Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, muestran un panorama devastador: pacientes en el suelo, camas insuficientes y equipos oxidados. El contraste entre la realidad y el discurso oficial es brutal. Mientras las autoridades insisten en que “ningún paciente queda sin atención”, las fotos revelan salas saturadas que parecen zonas de guerra.
El médico Alexander Figueredo denunció que la situación no es un error de gestión, sino resultado de una política de Estado: hospitales sin reactivos, sin oxígeno y sin medicamentos básicos. La dirección provincial de salud reconoció la falta de recursos, pero intentó minimizar la crisis, difundiendo imágenes oficiales que, paradójicamente, confirmaban la saturación del servicio de urgencias.
La emergencia coincide con la epidemia de arbovirosis —dengue, chikungunya y Oropouche— que avanza sin control, mientras el Ministerio de Salud admite que la cobertura de medicamentos cayó al 30%. Cada vez más hospitales carecen de insumos, oxígeno y personal suficiente para atender la creciente ola de contagios y otras enfermedades.
Médicos y pacientes alertan que el sistema está desbordado, y que el colapso ya representa un riesgo directo para la vida. Sin diagnóstico oportuno, cirugías canceladas y hospitales sin condiciones básicas, la crisis trasciende lo técnico y se convierte en un problema político y de derechos humanos.
A pesar de la evidencia, las autoridades prefieren negar o encubrir la magnitud del deterioro. Activistas y ciudadanos exigen transparencia, mientras las imágenes de Bayamo se suman a la larga lista de reportes que documentan la fragilidad del sistema de salud cubano y el incumplimiento del derecho ciudadano a una atención digna.
La indignación es generalizada: dentro y fuera de Cuba, los cubanos denuncian la contradicción entre el discurso oficial y el drama que viven pacientes y familias en los hospitales públicos. Lo que debería ser un servicio básico de salud se ha convertido en una pesadilla diaria que refleja, sin filtros, la crisis estructural del sistema sanitario cubano.










