El video de un niño cubano descalzo pidiendo dinero para su familia en La Habana ha desatado una ola de reacciones en las redes sociales

Redacción

Si algo logra mover al cubano es ver a un niño sufriendo, y eso fue exactamente lo que provocó el último video que compartió el influencer Jonathan Montalvo, conocido como @JonathanFlow23. Un clip grabado en pleno Paseo del Prado, en La Habana, que dejó a miles de personas con un nudo en la garganta y un mismo pensamiento: “¿Cómo es posible que un niño de apenas ocho años viva así?”.

Todo comenzó cuando Jonathan se encontró a un pequeño descalzo, caminando por el bullicio de Centro Habana como si la calle fuera su casa. Y, lamentablemente, lo es. El niño vive en Mantilla con su abuela de 81 años, porque sus padres están presos. Cada día, sin falta, se monta en lo que aparezca —guagua, camión, botella o suerte— para llegar a las zonas más concurridas de la ciudad y buscar dinero como pueda.

En el video, que ya corre como pólvora por las redes, Jonathan le pregunta con toda la naturalidad del mundo: “¿Por qué estás en la calle descalzo?”.
La respuesta del niño cayó como un mazazo: “Mi mamá y mi papá están presos porque los cogieron vendiendo marihuana. Mi abuela es la que me está cuidando, pero está muy viejita, tiene 81 años, por eso tengo que salir a buscar comida”.

No hubo más que decir. Esa frase lo dijo todo. Detrás de la sonrisa tímida de ese niño hay una historia que se repite demasiado en Cuba: menores creciendo en condiciones durísimas, abandonados por un Estado que solo existe en las consignas. Familias rotas, madres y padres presos, abuelos que ya no tienen fuerzas pero sacan de donde no tienen para cuidar a sus nietos.

Jonathan, visiblemente tocado —porque cualquiera se hubiera quebrado— decidió ayudarlo en el acto. Le regaló frutas, leche en polvo, alimentos básicos, y hasta algunas cosas personales. Pero más allá de lo material, el gesto más valioso fue escucharlo, tocarle el hombro y darle un momento de atención que probablemente nadie le da en su día a día.

“Este video me partió el corazón”, confesó el influencer, y muchos sintieron exactamente lo mismo. En los comentarios, cientos de personas expresaron tristeza, impotencia y rabia. Otros preguntaban dónde podía donarse dinero o ayuda directa para el niño. Y muchos más exigían lo que debería ser obvio: que las instituciones cubanas se ocupen de estos casos, en vez de mirar hacia otro lado mientras la realidad se cae a pedazos.

Porque, más allá del impacto viral, esta historia es el retrato vivo de lo que pasa todos los días en la isla. Niños que crecen sin padres, ancianos que cargan responsabilidades imposibles, y una sociedad que sobrevive como puede mientras el gobierno se limita a narrativas triunfalistas que no alimentan ni protegen a nadie.

La imagen del niño descalzo en el Prado no se borra fácil. Y ojalá que sirva, al menos, para que más cubanos se unan y para que esas realidades invisibles dejen de serlo.

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