Guagua Yutong se vuelca cargada de trabajadores en plena vía en Villa Clara dejando a varios heridos

Redacción

La mañana de este lunes arrancó con otro susto en las ya peligrosas carreteras del país. Un ómnibus Yutong perteneciente a la Empresa Constructora Militar de Villa Clara terminó volcado en la ruta que conecta Caibarién con Yaguajay, un tramo donde cualquier conductor sabe que basta pestañear para meterse en problemas.

Según los reportes que corrieron por redes sociales, el vehículo —identificado como el carro 018— quedó bastante golpeado y dejó varios lesionados. Uno de ellos tuvo que ser operado de urgencia en el hospital “Joaquín Paneca” de Yaguajay, aunque, por suerte, salió bien de la cirugía y se encuentra fuera de peligro. La cantidad exacta de heridos no ha sido confirmada, pero la mayoría habría sufrido lesiones leves.

El accidente ocurrió entre Mayajigua y Seibabo, un segmento que los vecinos conocen de memoria por su mal estado, sus desniveles y el ganado que aparece como si la carretera fuera un potrero. Las imágenes que circularon enseñan el frente del ómnibus completamente destrozado, un retrato perfecto de la magnitud del impacto.

El factor humano, otra vez bajo la lupa

Entre los pasajeros, uno contó que salió ileso gracias “al Gran Arquitecto y a la Virgen”, expresión que deja claro el nivel de susto. Otros aprovecharon para denunciar lo que, según ellos, ya era cuestión de tiempo. Una internauta aseguró que el chofer venía acumulando antecedentes de exceso de velocidad y malas prácticas al volante. “Que no digan que fue la grilla”, escribió, señalando directamente al conductor como responsable del vuelco.

En paralelo aparecieron dudas sobre si el accidente se debió al cansancio, a un reventón de goma o simplemente a una mala maniobra. En cualquier caso, las versiones coinciden en que algo falló en la conducción, y no precisamente por primera vez.

La carretera: un enemigo más para los cubanos

La conversación en redes también destapó lo que cualquier chofer repite desde hace años: esa carretera está en candela. Los baches, las deformaciones, la falta de mantenimiento y el ganado suelto convierten ese tramo en una ruleta rusa. Varios usuarios insistieron en que las pésimas condiciones del pavimento pudieron haber agravado la situación.

Es el mismo cuento de siempre. Infraestructura deteriorada, cero supervisión y un Estado que lleva años mirando hacia otro lado mientras las vías se deshacen a pedazos. Cada accidente es un recordatorio más de la negligencia oficial y del abandono acumulado.

La gente agradece estar viva… y nada más

A pesar del vuelco aparatoso, no hubo fallecidos. Esa frase, que debería ser un alivio, se ha convertido en el consuelo obligado en un país donde viajar por carretera es casi una apuesta. Los lesionados se recuperan y algunos ya salieron del hospital. “La guagua se arregla”, comentó un usuario resignado, como si reparar un vehículo estatal sirviera de alivio para quienes siguen viajando entre huecos, oscuridad y peligros.

Por ahora no existe un parte oficial sobre las causas del accidente, ni mucho menos una autocrítica institucional. Las autoridades, como casi siempre, guardan silencio mientras las redes hacen el trabajo de informar.

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