La Habana vuelve a amanecer con otro anuncio grandilocuente del Gobierno, esta vez envuelto en el 506 cumpleaños de la capital. En medio del caos económico y una crisis sanitaria que tiene a los hospitales de cabeza, el ministro de Transporte salió a presentar Transmed, un servicio de guaguas “exclusivo” para los trabajadores de la Salud. Según él, el invento comenzará a rodar “en las próximas semanas” con 20 ómnibus nuevos, una cifra que, vista desde la calle, suena más a gesto publicitario que a solución real.
El anuncio llega mientras la capital vive uno de los momentos más severos en décadas. La epidemia de dengue y chikungunya mantiene los hospitales colapsados, con miles de pacientes entrando y saliendo cada semana y un número de fallecidos que el régimen se niega a transparentar. El propio MINSAP admite que al menos un tercio del país ha pasado por el virus, pero las autoridades siguen administrando la información como si fuera un secreto de Estado.
Entre tanto, la población sigue desbordada. No hay medicamentos, no hay fumigación, los hospitales se caen a pedazos y el Gobierno continúa apostando por esconder la gravedad del panorama detrás de frases rimbombantes y publicaciones en redes. A esto se suma el desastre interno del sector de la Salud, donde el personal está exhausto, mal pagado y migrando en masa. En ese escenario, 20 guaguas parecen más un parcho simbólico que una política seria.
El ministro también se sinceró —a su manera— y reconoció que el transporte habanero está atravesando el peor momento desde que existen registros. La ciudad circula hoy con la cantidad más baja de ómnibus en décadas, atrapada entre el mal mantenimiento, la falta de piezas y el eterno fantasma del combustible. Pese a eso, Rodríguez Dávila insiste en emocionar al público con proyectos que ya nadie se cree: triciclos eléctricos, microbuses, ambulancias “con nuevo modelo de gestión” y vehículos de empresas estatales que supuestamente están apoyando la movilidad.
Como si fuera poco, anunció la compra de 15 carros fúnebres eléctricos, demostrando una vez más que la prioridad del régimen parece ser mover difuntos antes que mover vivos. También prometió que antes de que termine el año llegarán las primeras guaguas reparadas en Guanajay, gracias a un donativo chino que el Gobierno vende como triunfo propio.
En teoría, todos estos vehículos se incorporarían “gradualmente” al transporte público. Pero la realidad es que los habaneros llevan años escuchando estas promesas mientras esperan horas en una parada sin saber si la guagua llegará.
Con Transmed, el Gobierno intenta exhibir que está reaccionando ante el agotamiento del sector sanitario. Pero en un país donde el transporte está a punto de colapsar y la crisis de salud solo empeora, queda la duda más básica: ¿pueden 20 guaguas cambiar algo en un sistema que lleva años funcionando al borde del abismo?







