La rabia contenida durante veinte días de apagón explotó este lunes en La Loma de Chicharrones, Santiago de Cuba. Decenas de vecinos cansados del abandono y la indiferencia oficial salieron a la calle, convirtiendo la frustración en un grito colectivo contra la crisis eléctrica que oscurece hogares y la paciencia de un pueblo agotado.
El comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada documentó la protesta, señalando que la comunidad llevaba 20 días exactos sin electricidad, pasando de quejas silenciosas a la desesperación absoluta. Cuando la paciencia se agotó, los vecinos se plantaron en la vía pública, paralizando la zona y llamando la atención de las autoridades.
La reacción oficial no se hizo esperar: primero llegaron los agentes de la Policía, intentando contener la manifestación, y minutos después aparecieron los vehículos de la empresa eléctrica. Una vez más, la escena confirmó una constante en Cuba: los problemas no se atienden hasta que el pueblo protesta.
Este episodio se suma a una serie de protestas recientes en la ciudad. El sábado, residentes del centro de Santiago denunciaron extorsiones y cobros de hasta 15 mil pesos para reconectar la electricidad tras el huracán Melissa. El domingo, vecinos de Vista Hermosa y Altamira salieron a la calle golpeando cacerolas para exigir “¡corriente!”. En todos los casos, la respuesta estatal solo llegó después de que las protestas se hicieron visibles.
En Chicharrones, los vecinos aún no saben si el servicio quedó restablecido por completo ni qué pasará con quienes lideraron la protesta. Lo único claro es lo que resumió Mayeta: “la paciencia tiene límites, y un pueblo cansado es un pueblo que se planta”.










