Yasmin Ortega Bertran, con 66 años bien vividos, acaba de firmar un contrato que le devuelve la alegría: trabajará en la cocina de una de las grandes cadenas de supermercados de Curitiba. Después de pasar cuatro meses luchando en empleos informales, la cubana empieza un nuevo capítulo que, aunque no domina el portugués, ya le ha permitido hacer amistades. La mitad de sus compañeras de cocina son también cubanas, todas recién llegadas a la ciudad.
Este grupo refleja un fenómeno migratorio que coloca a Curitiba como la ciudad brasileña con mayor proporción de cubanos entre los solicitantes de refugio en 2025. Según DataMigra, del Observatorio de las Migraciones Internacionales, los cubanos representaron el 93% de los 576 extranjeros que pidieron refugio en la capital entre enero y marzo de este año.
El patrón no es solo local: por primera vez en una década, Cuba superó a Venezuela en solicitudes de refugio hacia Brasil. En los primeros tres meses de 2025, los cubanos hicieron 9.467 pedidos, más de la mitad del total, mientras que los venezolanos sumaron 5.794.
El alcalde de Curitiba, Eduardo Pimentel, atribuye esta preferencia a la calidad de vida que ofrece la ciudad. “Cuando un periodista de Bloomberg me preguntó por qué los cubanos eligen Curitiba, le respondí que es una ciudad humana, que brinda salud y educación públicas para todos, con oportunidades de empleo y un esfuerzo constante por apoyar a los empresarios en la contratación”, explicó.
Aunque en números absolutos Boa Vista, en Roraima, registra más presencia cubana —2.275 solicitudes entre enero y marzo, el 61% del total—, muchos migrantes siguen camino hacia otras ciudades brasileñas en busca de mejores oportunidades. Entre estas, Curitiba ha ganado terreno, especialmente por sus políticas de empleo. Entre enero y mayo, el Servicio Nacional de Empleo (Sine) local gestionó un promedio diario de 11 entrevistas para cubanos recién llegados.
La cubana Isabel de La Caridad Navarro Hector, de 44 años, confirma la fama de la ciudad: “Vine porque escuché maravillas de Curitiba: buena para vivir, para trabajar, con gente educada y amable. Y realmente lo estoy viendo”, dice mientras se adapta a su nuevo empleo.
Alessandra Nicoletti Debiasio, supervisora regional de Muffato, la empresa que contrató a Yasmin e Isabel, también nota la tendencia: “La mayoría lleva menos de un año aquí. Nos dicen que eligieron Curitiba por su transporte, oportunidades y la profesionalidad de la gente. Todos están contentos con lo que encontraron”, asegura.
Yasmin, que vive en el Tatuquara con una hermana de 73 años y un hermano, recuerda con entusiasmo cómo consiguió el empleo: en plena Semana Emprega Curitiba – Empleo en los Terminales, organizada por la Alcaldía. “Me abordaron en el Terminal del Pinheirinho. Agradezco a Dios por esta oportunidad de volver a trabajar, por las empresas que contratan personas mayores y jubiladas. Vine a hacer una vida, no solo a sobrevivir”, comparte.
Nunca pensó que bajando del autobús podría recibir una propuesta laboral. “Me pareció genial. Es una iniciativa que no solo impulsa la ciudad, sino que también ayuda a extranjeros y nacionales por igual”, comenta.
La empresa contratante respalda el éxito de la estrategia. “La acción fue fantástica, conseguimos al menos 40 contrataciones. La visibilidad que nos dio la Alcaldía en los terminales fue enorme. En cada terminal hacíamos un promedio de 40 entrevistas al día”, concluye Alessandra.







