Un juez federal de Nevada ordenó la liberación del empresario cubano Jorge Javier Rodríguez Cabrera, un personaje que huele demasiado a poder castrista como para pasar inadvertido. Su arresto había encendido alarmas en el exilio por sus vínculos con “El Cangrejo”, el nieto todopoderoso de Raúl Castro, y por el meteórico crecimiento de su compañía en Estados Unidos, Gran Azul LLC, un negocio que se expandió como si el dinero brotara de la nada.
Una liberación que deja más preguntas que respuestas
Según reportes de prensa, la salida de Rodríguez Cabrera se consiguió vía Habeas Corpus, pese a la oposición del Departamento de Seguridad Nacional, que incluso rechazó la idea de otorgarle residencia bajo la Ley de Ajuste Cubano. Todo esto mientras el empresario llevaba meses bajo custodia de ICE, como parte de una investigación que puso la lupa sobre sus conexiones con la élite dictatorial de La Habana.
De mensajero diplomático a magnate en Estados Unidos
La defensa intentó desinflar uno de los argumentos más fuertes contra él: su rol como correo diplomático del MINREX. La abogacía insiste en que aquello terminó hace años y que el pasaporte diplomático quedó inválido desde 2017. Sin embargo, todos sabemos que nadie llega a ese puesto en Cuba sin estar extremadamente alineado con el poder. Y menos alguien que luego aparece navegando a todo lujo con el nieto de Raúl Castro.
El detalle que muchos no pasaron por alto
Rodríguez Cabrera no está defendido por un despacho cualquiera. Su caso lo lleva uno de los bufetes migratorios más influyentes de Estados Unidos, dirigido por Ira Kurzban, esposo de la abogada cubanoamericana Magda Montiel Davis, aquella que en pleno Período Especial se acercó a Fidel Castro, lo besó y lo llamó “maestro”. Ese detalle, para el exilio, ya es suficiente para levantar todas las cejas posibles.
La historia oficial que no cuadra ni con pegamento
El empresario entró por la frontera sur en 2022 pidiendo asilo político y alegando persecución del mismo régimen al que sirvió. Un cuento difícil de tragar cuando los medios del exilio han mostrado una y otra vez imágenes, viajes, negocios y celebraciones con Raúl Guillermo Rodríguez Castro. Según fuentes del sector logístico, el capital con el que se levantó Gran Azul LLC no tiene explicación transparente.
Un negocio que despegó demasiado rápido para ser casualidad
Gran Azul fue registrada en Nevada en noviembre de 2024. En menos de un año ya tenía oficinas en Miami, Houston, Phoenix, Fort Myers y otras ciudades. Y cualquiera en el sector se pregunta de dónde salió tanta inversión tan rápido. El nombre de “El Cangrejo” aparece siempre en la sombra, y nadie olvida los videos de ambos paseando en yate, con mariscos y whisky, mientras al cubano de a pie ni siquiera lo dejan acercarse a un bote de remos.
Silencio, cuentas borradas y nervios en el exilio
El empresario desapareció de redes, no concede entrevistas, su número de teléfono es respondido por un tercero que dice no conocerlo, y su socio supuestamente bloqueó todo contacto. Demasiada coincidencia junta.
Todo este episodio refuerza una preocupación creciente en Miami: el castrismo está logrando infiltrar capital, negocios y cuadros fieles en territorio estadounidense, disfrazados de empresarios limpios, mientras continúan sirviendo a los mismos intereses que han empobrecido, encarcelado y reprimido a un país entero.










