La madre de Doraiky Águila acude al Santuario del Rincón en La Habana en busca de fe para pedir por la aparición de su hija

Redacción

Una madre cubana camina con el alma rota, pero sin soltar la fe. Doraiky sigue desaparecida y su mamá llegó hasta Rincón porque no piensa rendirse, porque su amor es más fuerte que el silencio, más fuerte que la espera y más fuerte que la indiferencia de un país donde las familias buscan a los suyos prácticamente solas.

Con el rostro cansado, pero la voz firme, esta madre repite que mientras haya fe, hay esperanza. Cada día se levanta con el mismo pensamiento: hoy puede aparecer una pista, una mirada, una persona que la haya visto y se atreva a decir lo que sabe. Eso es todo lo que ella pide.

En Cuba, cuando alguien desaparece, las familias cargan con el peso emocional, psicológico y hasta investigativo. No hay recursos suficientes, no hay respuestas rápidas y muchas veces tampoco hay acompañamiento real. Por eso esta madre salió a buscar ella misma, con la fuerza que solo da el amor por una hija.

Su petición es sencilla y enorme a la vez. Quiere que compartamos su historia, que ayudemos a difundir su foto, que cada publicación sea una luz más en el camino hacia Doraiky. En un país donde tanta gente se pierde en la nada, una madre se planta y grita con el corazón: no me rendiré.

Hoy no la dejemos sola. Compartir también es acompañar. Cada gesto importa. Cada publicación puede ser la pieza que falta. Porque cuando el Estado no responde, el pueblo se convierte en la red de apoyo que el régimen no es capaz de brindar.

Que su voz corra. Que Doraiky regrese. Que esta madre pueda, algún día, descansar.

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