Babuino se escapa en plena madrugada del zoológico de Sancti Spíritus y genera un tremendo operativo de Tropas Especiales para atraparlo

Redacción

Una madrugada movidita se vivió en Sancti Spíritus cuando Víctor, un babuino sagrado del zoológico provincial, decidió que era hora de explorar el mundo más allá de su jaula. Su escapada provocó un operativo digno de una película de acción, con tropas especiales, agentes del Ministerio del Interior y veterinarios corriendo contra el tiempo para evitar una tragedia.

La aventura duró más de cuatro horas y terminó con todos respirando aliviados. Según reportó Radio Sancti Spíritus, el rescate fue catalogado como un éxito rotundo. Pero lo cierto es que la hazaña del babuino dejó al descubierto más de una falla en la seguridad del parque.

Víctor es un ejemplar adulto de Papio hamadryas, conocido por su fuerza, temperamento dominante e inteligencia… y ya había demostrado antes que sabía abrir el candado de su jaula. Según contó la directora del zoológico, Tahimí Meneses Venegas, en otras ocasiones rompía el cierre solo para mostrar que podía, pero sin salir de la instalación. Esta vez no se quedó en amagos: simplemente se fue.

Apenas notaron la ausencia del primate, se activó un protocolo de emergencia. La zona vecina al zoológico fue puesta bajo vigilancia, algo complicado si se tiene en cuenta que el parque está prácticamente pegado a un barrio densamente poblado. La propia directora lo reconoció con resignación, señalando que no es la mejor combinación tener animales peligrosos viviendo pared con pared con los vecinos.

Cuando los agentes localizaron al babuino, Víctor estaba sobre una tapia, observándolo todo con calma y respirando como quien está calculando su próximo movimiento. Ahí intervinieron fuerzas del Minint y el veterinario de la institución, que trató de dormirlo con dardos tranquilizantes. Los primeros tres disparos fallaron, pero el cuarto logró aturdirlo lo suficiente como para evitar que se lanzara a la carrera.

En ese momento llegó desde Villa Clara Adalberto Piloto Cepero, técnico veterinario que había cuidado del animal durante tres años. Apenas lo vio, le habló con naturalidad. Víctor se calmó de inmediato. La relación entre ambos fue clave para que todo terminara bien, sin golpes ni forcejeos innecesarios. Mientras el primate bajaba la guardia, los rescatistas pudieron cubrirlo con una malla y asegurar la situación.

El regreso al zoológico fue tranquilo y sin daños para nadie. Pero el operativo, aunque exitoso, dejó claro que las cerraduras, candados y medidas de seguridad del recinto estaban pidiendo una revisión urgente. La dirección del parque anunció que reforzarán los cierres y colocarán protecciones para evitar que la lluvia o la manipulación de los animales debiliten el sistema nuevamente.

En este zoológico, Víctor es el único primate carnívoro, lo que exige más control y un personal experimentado siempre a cargo. No es casualidad: años atrás, su propio abuelo mordió a un niño, y el accidente terminó con la amputación de una mano. La anécdota sigue pesando, y por ello se extreman los cuidados en su manejo.

El episodio abrió una conversación que llevaba tiempo engavetada. El zoológico está demasiado cerca del barrio La Ford, y convivir así con animales salvajes genera ruido, tensión y ahora historias para contar. La fuga obligó a recordar que, por muy enjaulados que estén, los animales siguen siendo animales, con instinto, fuerza y capacidad para sorprender.

Víctor ya está de vuelta en su jaula, vigilado y sin contratiempos. Pero su escapada quedó grabada en la memoria espirituana como esa historia que parece inventada, pero es real: un babuino que rompió un candado, puso a media ciudad en alerta y obligó a revisar protocolos que, como tantas cosas en Cuba, estaban aguantando por costumbre más que por eficiencia.

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