Pastor argentino Dante Gebel envía a sus misioneros a repartir bolsas cargadas de alimentos a cubanos en Camagüey

Redacción

El pastor argentino Dante Gebel decidió hacer algo que debería estar haciendo el Estado cubano, pero no hace: llevar comida a las familias que hoy están viviendo una emergencia sanitaria sin precedentes. Desde sus redes anunció que su equipo de misioneros ya está en Camalote, Camagüey, repartiendo alimentos en medio de la crisis provocada por el dengue, el chikungunya y la escasez total de medicamentos.

Gebel subió fotos y explicó que sus colaboradores llegaron al pueblo con bolsas de comida que entregaron casa por casa. Es un gesto que contrasta brutalmente con la incapacidad del régimen, que en televisión pide “calma”, mientras la gente enfrenta fiebre alta, dolor extremo y hospitales donde muchas veces no hay ni suero.

La realidad es sencilla: si misioneros extranjeros están repartiendo alimentos en un pueblo del centro del país, es porque el Estado falló. No hay discurso que tape eso. No se trata de política, se trata de que miles de cubanos están pasándola mal y los que prometieron garantizar salud y bienestar llevan décadas demostrando que no pueden.

En plena expansión del chikungunya y el dengue, con policlínicos reventados, fumigaciones a medias, niños en terapia intensiva y familias obligadas a resolver medicinas en el mercado negro, la ayuda humanitaria de Gebel llega como un respiro. Pero también como una evidencia incómoda para el gobierno: la solidaridad real está llegando desde afuera, no desde el Palacio de la Revolución.

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