Turistas heridos tras derrumbarse el techo de un hotel en Trinidad: otra muestra del desastre cubano

Redacción

Una parte del techo del restaurante principal del hotel Memories Trinidad del Mar, en Sancti Spíritus, terminó desplomándose la noche del martes y dejando heridos a cuatro clientes, entre ellos tres turistas extranjeros. Una escena que ya se está volviendo parte del paisaje del turismo en Cuba: instalaciones nuevas por fuera, pero reventadas por dentro, reflejo del abandono y la desidia del régimen.

El desplome ocurrió alrededor de las ocho de la noche, cuando —según explicó Luis Ernesto Camellón Curbelo, representante del Ministerio del Turismo en la provincia— “una sección del falso techo de pladur cedió de manera repentina por una falla estructural”. En cristiano: se vino abajo un pedazo de techo porque las cosas no se están construyendo como se deben construir.

El funcionario aseguró que los heridos recibieron atención inmediata dentro del mismo hotel. No se revelaron identidades ni nacionalidades, pero lo cierto es que si el golpe llega a ser un poco más serio, termina en tragedia, lo que sería un bochorno todavía mayor para un sector turístico que no está para más sustos.

El directivo se apresuró a aclarar que los lesionados “están bien y se quedaron en el hotel, satisfechos con la atención”. Una frase que suena más a comunicado obligatorio que a realidad, porque nadie que va de vacaciones espera que el techo se le caiga encima mientras cena.

Tras el incidente, el restaurante fue cerrado y comenzó una evaluación apresurada para determinar la causa del derrumbe, aunque no hace falta ser ingeniero para imaginar lo que pasa en un país donde la inversión turística se maneja con más propaganda que materiales. De inmediato, según reportó la prensa oficial, se reacomodó el servicio gastronómico en otras áreas del hotel para “no afectar el confort de los huéspedes”. Una salida que parece sacada del típico manual cubano de “resuelve y sonríe”.

Lo más llamativo es que el hotel no detuvo sus operaciones en ningún momento. En lugar de asumir la gravedad del hecho, la administración insistió en que todo seguía “normal”, como si caerle un techo encima a varios turistas fuera parte del show nocturno.

Pero más allá del comunicado optimista, la realidad circuló rápido en redes sociales. La página La Tijera informó que dentro del salón había más de un centenar de personas —turistas y empleados— cuando la estructura cedió. Un susto colectivo que probablemente muchos recordarán más que las fotos con mojitos frente al mar.

El Memories Trinidad del Mar, inaugurado en 2018, es un cuatro estrellas bajo la marca Cubanacán y operado por Royalton. Es decir, uno de esos hoteles que el régimen vende como “joyas” del turismo cubano, pero que por dentro muestran el mismo deterioro que su economía y su infraestructura, ambas al borde del derrumbe.

Este incidente llega en un momento crítico. El turismo extranjero en Cuba está cayendo en picada. Entre enero y septiembre de 2025, llegaron 1,366,720 viajeros internacionales, una contracción de más del 20% respecto al año anterior. Muy lejos de los 2.6 millones que el gobierno prometió y que, como siempre, quedaron en el aire… como el techo del buffet.

El panorama es triste y conocido. Apagones interminables, poca conectividad aérea, hoteles vacíos y escasez de insumos básicos, incluidos materiales de construcción. Sin inversión real y con una economía cada vez más destartalada, los derrumbes ya no sorprenden: son consecuencia lógica de un país donde todo se va desmoronando, literalmente.

Mientras el régimen insiste en que el turismo sigue siendo uno de sus motores económicos, la realidad se impone. Los turistas llegan buscando mar, sol y tranquilidad, pero se encuentran con instalaciones que se caen a pedazos. Cuba intenta vender lujo, pero solo ofrece crisis y ruinas maquilladas, igual que hacen con el resto del país.

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