¡Ultima Hora! Doctor Durán admite que las cifras reveladas por el régimen de infectados por el virus «no se corresponden con la realidad»

Redacción

El propio vocero oficial del MINSAP, el doctor Francisco Durán García, terminó diciendo en la televisión estatal lo que ya todo el país sabe: las cifras que publica el régimen no cuadran con la realidad. No es que el gobierno sea modesto contando contagios, es que hay miles de enfermos que ni pasan por un policlínico porque, total, ir para que te miren, te den agua con azúcar y te manden para la casa tampoco resuelve mucho.

Cuba vive una situación epidemiológica grave, con dengue por todos lados y el chikungunya expandiéndose como si alguien hubiese puesto el país en modo “riesgo máximo”. Durán reconoció que solo en el último día se detectaron más de 3 mil casos sospechosos, un número que él mismo calificó de alto, aunque en realidad es apenas la parte visible del iceberg.

La situación es especialmente crítica en Camagüey, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Matanzas, Villa Clara, Artemisa, La Habana, Guantánamo y Granma, donde la transmisión está desatada. En estos momentos hay más de dos mil pacientes ingresados por chikungunya, con decenas de niños en salas de terapia intensiva. El mensaje es claro: el virus está golpeando fuerte a los menores, y las cifras oficiales ya ni pueden ocultarlo.

En el caso del dengue, Durán recordó que es ya una enfermedad “de la casa”, presente en casi todo el país y con fallecidos recientes, aunque, como siempre, nadie se atreve a dar números. Porque si se dan números, se cae la careta.

A esto se suma el desastre del sistema de fumigación, con equipos sin funcionar, operadores sin recursos y provincias enteras donde simplemente no se pudo fumigar. Ni siquiera hizo falta que lo denunciara la prensa independiente: el propio Durán admitió que solo se cumplió el 79% del plan, como si la epidemia fuera un trámite burocrático más. El mosquito, por su parte, encantado: población desesperada, sistema sanitario colapsado y la campaña antivectorial limpiándose el polvo de encima.

Y claro, aunque Durán aseguró que hay camas hospitalarias suficientes, se cuidó de no mencionar la otra parte del drama: falta de medicamentos, falta de personal y hospitales donde el paciente termina atendido por la familia, que es la que anda resolviendo dipironas, sueros y hasta los abanicos.

El doctor también habló de la ansiedad que están viviendo los enfermos. Contó que una mujer lo abordó en un policlínico diciéndole que se moría por los dolores… y es que cualquiera, porque el chikungunya no es un catarro, y con el sistema de salud cayéndose a pedazos, la desesperación está a la orden del día.

Sobre otras enfermedades, como el Oropouche, dijo que está “controlado”, aunque en estos tiempos cuando el gobierno dice “controlado”, la gente ya entiende “mejor no preguntes más, que es peor”.

Lo realmente importante es lo que quedó dicho sin tanta vueltas: el propio MINSAP reconoció que Cuba está frente a una epidemia que no puede manejar, con cifras maquilladas y una población que ya no confía en el sistema por pura experiencia personal. Los hospitales están saturados, los policlínicos no dan abasto, las fumigaciones no se cumplen y cada familia está enfrentando la enfermedad prácticamente sola.

Mientras el régimen pide “calma”, la calle vive otra realidad. La realidad de esperar horas para que te tomen la presión. La realidad de acostarte con fiebre y despertarte preguntándote si mañana habrá dipirona en la farmacia. La realidad de ver que el dengue y el chikungunya no solo circulan, sino que ya tienen carta de residencia permanente en la isla.

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