Un video que circula en redes sociales ha encendido la indignación en Holguín. Lo compartió el activista Noly Blak, conocido por su trabajo apoyando a personas vulnerables, y muestra a una madre que utiliza a su bebé para pedir dinero en las calles. La escena, en pleno centro de la ciudad, ha provocado debates sobre los límites éticos de la supervivencia y la manipulación de la inocencia.
Blak contó que muchas personas le pedían ayudar a la mujer que apareció en la foto viral, sentada en el suelo con su hijo en brazos. Sin embargo, el activista explicó que conoce el caso al detalle y que antes de involucrarse, investiga el entorno y las condiciones reales de quienes recibirán ayuda, para evitar caer en engaños.
En este caso, relató, la mujer pide limosna mientras su esposo y hermano, “bien vestidos”, permanecen cerca, observando cómo los transeúntes se conmueven y entregan dinero. “A esa mujer la ha ayudado todo el mundo, pero como son de Báguano no los conocen bien. Ella pone a su hijo bajo el sol, lo deja sucio y expuesto a enfermedades durante horas, y luego insiste en que lo ingresen en un hospital aunque los médicos digan que no”, señaló Blak.
La denuncia generó un intenso debate en la ciudad sobre los límites de la solidaridad y el uso indebido de la vulnerabilidad de los niños. Una educadora infantil confirmó que la mujer ya había recibido apoyo en el pasado: vivienda y hasta círculo infantil para su hija mayor. “Entonces, qué más anda buscando ahora”, cuestionó.
Este caso contrasta con otro reciente, en el que la comunidad se unió para ayudar a una joven madre de Cacocum que perdió todo tras el huracán Melissa. Gracias a la recaudación organizada por Blak y ciudadanos dentro y fuera de Cuba, se reunieron más de tres millones de pesos cubanos para que pudiera alimentar a sus cuatro hijos. La mujer, visiblemente conmovida, dijo: “Yo no quiero nada, yo lo único que quiero es comida para los niños”. La respuesta ciudadana fue masiva, y los mensajes de gratitud se mezclaron con preocupación por su seguridad debido a la cantidad de dinero recaudado.
La labor de Noly Blak y otros activistas independientes ha llenado el vacío dejado por un Estado incapaz de atender a su gente, demostrando la fuerza de la solidaridad cubana frente a la indolencia oficial. Al mismo tiempo, casos como el de la madre que expone a su hijo muestran los dilemas éticos de una sociedad donde la pobreza extrema y la desesperación se mezclan con la explotación y la manipulación del dolor ajeno.







