¡Ultima Hora! Doctor Durán confirma lo que el pueblo sabía: Cuba atraviesa una epidemia de chikungunya con miles de casos activos

Redacción

Cuba ya no puede esconderlo más. El Ministerio de Salud Pública reconoció que el país atraviesa una epidemia de chikungunya, una situación que la población venía denunciando desde hace meses mientras las autoridades seguían repitiendo su guion de siempre: todo bajo control.

El anuncio lo hizo el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología, durante el programa televisivo Buenos Días. El funcionario, con su habitual tono institucional, ofreció un resumen de la compleja situación sanitaria del país, marcada ahora por el avance sin frenos de esta enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el mismo enemigo del dengue.

Los números oficiales confirman lo que ya era evidente para cualquiera que viva en Cuba. Más de 31 mil personas han sido diagnosticadas con sospecha de chikungunya, con circulación activa del virus en 14 provincias, 99 municipios y 164 áreas de salud. Durán definió el panorama como un “comportamiento epidémico sostenido”, algo que muchos cubanos podrían describir mucho más sencillo: el Estado llegó otra vez tarde.

Solo en las últimas 24 horas se notificaron 753 nuevos casos sospechosos de chikungunya y 847 contagios de dengue, lo que demuestra que Cuba está lidiando con dos enfermedades simultáneas mientras su sistema sanitario está en crisis profunda. Durán aseguró que “estamos en una epidemia de chikungunya”, explicando el término, como si la población no se diera cuenta de la realidad cada vez que pisa una policlínica sin médicos, sin medicamentos o sin insumos básicos.

A día de hoy, 5.713 pacientes permanecen ingresados por sospechas de chikungunya, la mayoría atendidos en casa porque el sistema hospitalario no da más. Hay 95 personas en cuidados intensivos, con 77 en estado grave y 18 críticas. Entre ellas, numerosos menores, lo que aumenta la preocupación de las familias que ya no saben a quién acudir en busca de atención real.

El doctor Durán reconoció también que el índice de infestación del mosquito sigue por las nubes, situándose en 0,73, una cifra que calificó como de alto riesgo de transmisión. Camagüey, Pinar del Río, Sancti Spíritus y Villa Clara están entre las provincias más complicadas, con barrios donde la gente vive con tanques destapados, salideros y basura porque las autoridades llevan años sin garantizar servicios básicos.

Las limitaciones en la fumigación tampoco pueden ocultarse. En la jornada previa, más de un centenar de equipos no trabajaron por falta de personal, mientras otros quedaron fuera de servicio por roturas. Además, varias provincias ni siquiera realizaron el tratamiento contra el mosquito en exteriores, algo que se supone fundamental en una situación epidemiológica como esta.

Durán pidió reforzar la higiene en los hogares y acudir al médico ante señales de alarma como fiebre alta o pérdida de la conciencia, aunque muchos cubanos saben que lo primero es un lujo que no pueden garantizar y lo segundo implica llegar a centros de salud donde, con suerte, hay una enfermera y un ventilador viejo dando pelea.

El funcionario recordó que el chikungunya genera inmunidad casi de por vida, pero puede dejar secuelas y reaparición de síntomas, y que todavía no existe una vacuna contra el virus. Aun así, trató de mantener un mensaje de esperanza y aseguró que el sistema sanitario seguirá trabajando “en la medida de lo posible”, frase que ya se ha convertido en el estribillo de un gobierno sin respuestas.

Sin embargo, para la población estas palabras no significan tranquilidad. Muchos llevan semanas denunciando en redes sociales y medios alternativos la expansión del virus, la falta de fumigación, el colapso de hospitales y la ausencia de una estrategia real. La gente siente que el Estado volvió a reaccionar tarde, después de minimizar el problema, como si la enfermedad esperara el permiso oficial para volverse epidemia.

En un país donde los apagones, la falta de agua, la basura acumulada y el deterioro de los servicios básicos son el pan de cada día, el mosquito vuela con ventaja, y el gobierno vuelve a demostrar que solo reconoce las crisis cuando ya no queda manera de esconderlas bajo la alfombra.

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