Vecinos de Seboruco, en Holguín, se plantan contra el régimen tras 23 días de abandono total sin electricidad ni agua potable

Redacción

Los vecinos del poblado de Seboruco, en Mayarí, Holguín, se cansaron de aguantar en silencio y salieron a la calle a protestar pacíficamente después de pasar más de tres semanas sin electricidad ni agua potable. La gente, que ya venía tocando puertas sin recibir respuesta, decidió hacer pública su realidad y denunciar el abandono del régimen cubano, que ni aparece ni responde.

El periodista independiente José Luis Tan Estrada compartió imágenes del encuentro con funcionarios que llegaron a la comunidad solo después de que la situación se volviera insostenible. En el video, los vecinos les cantan las cuarenta sin pelos en la lengua, describiendo la vida en Seboruco como una auténtica prueba de resistencia.

Uno de los residentes explicó que llevan 23 días sin corriente ni agua, obligados a beber de una presa contaminada y a cargar cubos desde los ríos cercanos porque nadie ha movido un dedo para resolver nada. La frustración se nota en cada palabra, con los habitantes diciendo que “ya no saben a quién acudir” y que las autoridades solo dan vueltas sin resolver absolutamente nada.

En medio de esta tragedia, hay niños y ancianos enfermos, sin comida ni medicinas, sobreviviendo con lo poco que pueden conseguir. Y para colmo, los funcionarios del gobierno siguen exigiendo que no los graben con los celulares, como si esconder la realidad fuera más importante que atenderla. Uno de ellos, identificado como Franklin, llegó incluso a amenazar a una persona por filmar la protesta, diciendo que “eso es ilegal”, como si el problema fuera el video y no la falta de agua, luz y alimentos.

Seboruco quedó prácticamente a oscuras desde el paso del huracán Melissa, que arrasó el oriente cubano el 28 de octubre de 2025. Tres semanas después del desastre, el gobierno sigue brillando por su ausencia, mientras la gente en los barrios vive una crisis humanitaria que se ve, se sufre y se respira. Los vecinos afirman que su propio delegado les dijo que “se tiraran pa’ la calle” porque él tampoco tenía respuesta, una muestra clara de cómo se gobierna en Cuba: con abandono, improvisación y silencio oficial.

La realidad del oriente cubano es dura. Los apagones interminables, el hambre, la falta de servicios básicos y la insalubridad ya son parte de la rutina, mientras en La Habana los jefes se venden propaganda en internet como si aquí no estuviera pasando nada. Pero Seboruco habló claro: el pueblo está cansado y cuando ya no queda esperanza institucional, la única salida es hacer ruido en la calle.

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