A cocinar con leña en La Habana: Régimen anuncia «interrupción» del servicio de gas de la calle por al menos 3 días por «operaciones técnicas»

Redacción

La Empresa de Gas Manufacturado anunció que buena parte de La Habana se quedará sin gas entre el 26 y el 28 de noviembre debido a trabajos de mantenimiento en la planta ENERGAS de Puerto Escondido. Otro aviso más en un país donde cocinar se está volviendo un acto de resistencia doméstica, porque ni la electricidad ni el gas pueden garantizarse.

El corte será total en Plaza de la Revolución, Cerro y Centro Habana, y parcial en Habana Vieja, Diez de Octubre, Playa y Marianao. La empresa se apresuró a “aclarar” que no serán tres días completos de afectación, como si el detalle cambiara algo para las familias que dependen exclusivamente del gas para poner un arroz en el fogón.

La causa del corte es una operación técnica “necesaria” para garantizar la seguridad, pero en la práctica significa que la planta recibirá menos gas del habitual y no podrá sostener su producción. Las autoridades prometen que distribuirán lo que llegue, lo que se traduce en el ya conocido “un poquito para unos, nada para otros”.

Para maquillar la situación, destacaron que la parada comienza a las nueve de la noche del día 26, cuando supuestamente termina el horario pico de cocción. Como si las familias cubanas solo cocinaran en un horario fijo y no tuvieran niños, ancianos o enfermos que dependen de lo básico a cualquier hora del día.

La planta debe retomar operaciones el 28, pero nadie se atreve a decir a qué hora ni si volverá todo a la normalidad sin más tropiezos. En Cuba, el problema nunca es solo el corte: es lo que pasa después, los retrasos, la falta de información y el famoso “ya se restablece” que puede durar días enteros.

La empresa se disculpó por las molestias y aseguró que lo hace “para ofrecer un servicio de mayor calidad”. El guion de siempre. El problema es que el pueblo ya no come disculpas ni confía en promesas.

Mientras tanto, muchas familias se preparan para dos días complicados donde hervir agua, freír un huevo o calentar una sopa vuelven a ser desafíos en una capital que se hunde entre apagones, falta de transporte, escasez de gas y un gobierno que sigue hablando como si todo fuera normal.

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