La Embajada de China en Cuba entregó este viernes un auto eléctrico al INDER, en un acto que ambos lados presentaron como ejemplo de la “amistad deportiva y política” que une a La Habana con Pekín. El regalo coincide con los 65 años de relaciones diplomáticas y los 60 años de intercambios deportivos entre ambos países, un aniversario que, más que un simple festejo, sirve como escenario para mostrar que la cooperación cubano-china sigue muy viva, aunque con fines claramente simbólicos.
La ceremonia tuvo lugar en la sede diplomática china y contó con la presencia de Osvaldo Vento Montiller, presidente del INDER; Roberto León Richards, del Comité Olímpico Cubano; y Hua Xin, embajador chino en la isla. Vento Montiller definió la entrega como “una muestra palpable de la confianza y el compromiso que une a nuestros pueblos”, y aseguró que el deporte actúa como “puente cultural y humano” capaz de estrechar lazos y proyectar una relación basada en la amistad y la cooperación.
El presidente del INDER elogió el donativo, asegurando que era un ejemplo de esperanza, cooperación y nuevas victorias compartidas entre ambos países, mientras el embajador Hua Xin reforzó la narrativa oficial: el intercambio deportivo es “un microcosmos del aprendizaje mutuo entre civilizaciones” y una muestra de entendimiento entre los pueblos. Hua Xin además prometió que la embajada continuará apoyando los lazos deportivos bilaterales, reforzando la idea de que cada gesto simbólico cuenta más que el impacto real en la vida cotidiana de los cubanos.
El regalo del auto eléctrico llega poco después de que China enviara un cargamento de ayuda humanitaria para los damnificados del huracán Melissa. La cooperación incluyó alimentos y bienes esenciales: 3.200 cajas de galletas, 4.500 de fideos instantáneos, 3.000 equipos portátiles de iluminación solar, 8.000 colchones y 1.000 toneladas de bobinas de acero galvanizado. También se esperan futuros envíos de alimentos y sistemas fotovoltaicos.
Mientras la prensa oficial habla de cooperación y amistad, la entrega del auto eléctrico es un recordatorio de cómo el régimen cubano utiliza estos gestos para proyectar imagen de solidaridad internacional, aunque para la mayoría de los cubanos la realidad sigue marcada por escasez, problemas energéticos y un sistema económico que no alcanza a cubrir lo básico. En otras palabras, el auto eléctrico puede ser un símbolo, pero no cambia la vida de quienes enfrentan dificultades diarias en la isla.







