Dos cubanas que salieron de la capital cubana terminaron detenidas en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, en Panamá, después de que inspectores de Aduanas les encontraran nada menos que 50 mil dólares en efectivo sin declarar. Cada una cargaba 25 mil, bien guardaditos, aunque al llegar dijeron con mucha tranquilidad que no tenían más de diez mil encima.
Las mujeres, de 25 y 58 años, aseguraron que ni se conocían, pero casualmente venían en el mismo vuelo, con el mismo destino y con la misma cantidad escondida, según confirmó la Autoridad Nacional de Aduanas. En fin, que si no se conocían, se perdieron una gran amistad en el pasillo del avión.
Tras detectarse el dinero durante una revisión corporal, fueron entregadas al Ministerio Público de Panamá, que ahora investiga el origen del efectivo. Y ojo, porque este caso no es una rareza aislada, sino otro capítulo de una larga novela que sale casi siempre con el mismo guion: vuelo desde La Habana, mucho dinero escondido y una declaración que no cuadra ni con aspirinas.
El fin de semana pasado, también en Tocumen, otro cubano de 48 años cayó en manos de Aduanas con más de 135 mil dólares escondidos en dobles fondos de dos mochilas. Llegó desde La Habana, mostraba pasaporte ecuatoriano y juraba que solo llevaba cinco mil. Tremenda matemática.
Este año Panamá ha estado ocupada con casos parecidos. Una joven cubana fue atrapada en junio con más de diez mil dólares sin declarar en el aeropuerto de Panamá Pacífico, después de cambiar su versión tantas veces que parecía un noticiero del régimen en pleno apagón informativo. Otro pasajero, en agosto, llegó con doce mil camuflados. Y en septiembre, otro más intentó entrar con quince mil escondidos en una agenda, porque al parecer las libretas también viven tiempos difíciles.
Las autoridades panameñas ya han puesto las alarmas. Cada vez llegan más casos de viajeros cubanos con dinero sin declarar, justo cuando la región endurece los controles por sospechas de lavado de fondos y otras operaciones turbias. Mientras tanto, la isla vive en una realidad paralela donde el gobierno mete preso a cualquiera por vender dos muslos de pollo, pero miles de dólares en efectivo salen por los aeropuertos como si fueran rositas de maíz.







