Se le calentó la chumacera a la Felton y sale del Sistema Eléctrico Nacional arreciando con fuerzas los apagones en Cuba

Redacción

La Unión Eléctrica confirmó en Facebook que a las nueve de la mañana salió de servicio la Unidad 1 de Felton por “alta temperatura en la chumacera”, un fallo técnico que paraliza una pieza clave del Sistema Electroenergético Nacional. El reporte fue breve, casi burocrático, pero como ya es tradición en Cuba, la explicación real vino de la gente, no del gobierno.

Un usuario detalló que las chumaceras sostienen el eje de la turbina y permiten su giro a alta velocidad, así que cuando fallan hay que desmontar, limpiar, ajustar y volver a montar todo. Otro cubano fue más claro y directo: mínimo veinte días sin la unidad. La UNE no lo dice, pero el pueblo ya se sabe el libreto. Si se rompe Felton, vienen días de más apagones, más colas, más desesperación y cero soluciones reales.

Otro comentarista señaló lo que ya resulta imposible esconder. Décadas de improvisación, propaganda y medidas “reactivas” en lugar de planificación nacional han hecho imposible pensar en un sistema eléctrico estable ni ahora, ni en diez años, ni en cincuenta. También criticó el discurso oficial que vende la energía solar como solución mágica, cuando especialistas alertan que si el gobierno sigue apostando solo a eso, el desastre podría empeorar.

Felton no es una termoeléctrica cualquiera. Con más de 500 megavatios instalados, es uno de los pilares de la generación en el oriente del país. Pero se ha convertido también en símbolo del derrumbe. En septiembre, la misma Unidad 1 quedó parada por otra avería, y apenas un mes después el huracán Melissa dañó instalaciones que, según el gobierno, “no impedían el arranque técnico”. Pero aun así, hubo que esperar varios días porque ni siquiera se podía llegar a la zona de bombeo de agua, indispensable para refrigerar los equipos.

La historia se repite tanto que aburre. Avería, nota oficial reducida a dos párrafos, silencio institucional, población explicando en los comentarios lo que la UNE ni se atreve a detallar. Y todo con un dato que ya nadie discute: la crisis no es técnica ni climática, es política y estructural.

Las termoeléctricas cubanas están atrapadas en un ciclo de obsolescencia, falta de mantenimiento, tecnología envejecida, nula inversión real y un Estado que sueña con soluciones mágicas mientras las máquinas se desmoronan. El gobierno habla de “resistencia”, “inversión” y “progreso”, pero las ciudades siguen cayendo en la oscuridad y el cubano aprende a vivir sin luz y sin esperanza.

Lo ocurrido hoy en Felton no fue un accidente imprevisto. Fue otra prueba de que el modelo energético está agotado, igual que el modelo político que lo sostiene. Mientras tanto, el pueblo sigue esperando lo que hace décadas debía llegar: un país donde encender una bombilla no se sienta como un milagro.

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