Horas abandonado en una morgue: la dolorosa verdad del colapso funerario en Cuba

Redacción

La crisis en Cuba tiene muchas caras, pero pocas duelen tanto como cuando alcanza los momentos más sensibles de la vida: la despedida de un ser querido. Y eso fue exactamente lo que vivió la familia de Miguel Santana, un anciano camagüeyano de 70 años, cuyo cuerpo permaneció abandonado durante horas por el colapso del sistema funerario en la provincia. Una realidad que, lamentablemente, se ha vuelto demasiado común en la Isla.

Según denuncian sus familiares, Miguel falleció en la madrugada del sábado por complicaciones de salud. Desde las cinco de la mañana su cuerpo quedó en la morgue del hospital Amalia Simoni, donde debería haber sido preparado y trasladado para su velorio. Pero eso no ocurrió. ¿La razón? Algo tan absurdo como real: en toda la ciudad solo había un carro fúnebre disponible para todos los servicios del día.

Cuando los parientes se presentaron en el hospital para exigir explicaciones, el jefe de turno les soltó la frase que ya se ha vuelto repetitiva en Cuba: “No hay transporte”. Una frase que sirve para justificar demoras, maltrato institucional y, como en este caso, un dolor añadido para una familia que solo quería despedirse con dignidad.

El cuerpo de Miguel, denunció el periodista José Luis Tan Estrada, seguía en la morgue sin preparar y empezando a desprender mal olor. Una escena que habla por sí sola del nivel de deterioro al que han llegado los servicios fúnebres en Camagüey, donde cada día se vuelve más difícil incluso morir con respeto.

Las familias no solo cargan con el duelo, sino con la incertidumbre y la impotencia de no saber cuándo podrán velar y sepultar a sus seres queridos. Deben insistir una y otra vez, prácticamente rogar para que un proceso que debería ser rápido y humano no se convierta en una tortura burocrática. Las morgues, mientras tanto, se llenan de cuerpos que esperan durante horas o días en condiciones indignas.

Y lo peor es que esto no es un caso aislado. En Santiago de Cuba, por ejemplo, la situación ha llegado a niveles críticos. Allí, familiares denuncian que al menos 13 fallecidos permanecieron sin ser enterrados en el Hospital Provincial Saturnino Lora. Falta de manejo, escasez de ataúdes, ausencia de transporte, desorganización total… un caos que ha dejado escenas desgarradoras en los pasillos del hospital.

El periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada alertó que el problema viene desde antes del paso del huracán Melissa, y que incluso después del evento, cuando las condiciones deberían haber mejorado, los cuerpos seguían acumulándose sin entrega ni atención. Su denuncia fue clara: “No hay respuestas, no hay organización, no hay respeto al dolor humano”.

Volviendo a Camagüey, la familia de Miguel Santana insiste en que lo suyo no es un caso aislado: es un problema estructural. La falta crónica de transporte fúnebre, de recursos para preparar los cuerpos y de personal suficiente hacen que cada fallecimiento se convierta en un nuevo capítulo de indignidad.

Para ellos, lo más doloroso no fue solo perder a Miguel, sino sentir que su último adiós quedó marcado por el abandono. Una muestra más de cómo la crisis en Cuba alcanza incluso los momentos en los que la sociedad debería mostrar más compasión y humanidad.

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