La nueva paradoja cubana: turismo nacional sube y el extranjero desaparece

Redacción

Si alguien todavía dudaba de que Cuba vive en una contradicción eterna, basta mirar los últimos números del turismo: mientras el turismo internacional se viene abajo en picada, cada vez son más los cubanos que se tiran un viajecito a hoteles, aunque el bolsillo esté gritando “¡auxilio!”. Y sí, increíblemente, el turismo nacional creció en medio de apagones, crisis y huracanes. Cosas de la isla.

Según el informe de la ONEI “Turismo. Indicadores seleccionados. Enero-septiembre 2025”, los cubanos están viajando más dentro del país y gastando más dinero en las instalaciones turísticas. Nada mal para un país donde un saco de arroz cuesta casi un salario. Pero así somos: si se puede aunque sea un fin de semana de piscina y buffet, allá vamos.

Los números lo confirman: entre enero y septiembre de 2025, 1.579.431 cubanos se hospedaron en entidades turísticas. Eso es un 4,7 % más que el año pasado. Y las pernoctaciones también subieron, pasando de 4,8 millones a más de 5 millones de turistas-días. O sea, más noches de hotel, más gasto, más «relax» dentro de la tormenta.

Otra cifra interesante: las habitaciones-días ocupadas crecieron un 6 %, mientras que la disponibilidad bajó un poquito. Resultado: la tasa de ocupación subió del 7,8 al 8,3 %. Nada espectacular, pero suficiente para decir “algo se está moviendo”.

Y hablando de dinero, el mercado nacional dejó 51.268 millones de pesos, un crecimiento del 8,8 %. ¿Y en qué gastan los cubanos? Pues, como era de esperarse, donde más se gasta es en comida y bebida: el 49,2 % del total. El alojamiento solo representa el 17,3 %, lo que demuestra que el verdadero lujo sigue siendo sentarse en un restaurante con aire acondicionado y una cerveza fría.

Pero mientras el turismo nacional respira, el internacional está literalmente en terapia intensiva. Entre enero y septiembre, solo llegaron 1.366.720 turistas extranjeros, un desplome del 20,5 % comparado con el año anterior. Las pernoctaciones bajaron casi un 19 %, y la ocupación hotelera del turismo internacional cayó del 24,3 % al 18,9 %. Eso es un chancletazo duro para un sector que depende de divisas.

Los ingresos en pesos de ese segmento también se fueron al piso: cayeron un 12,1 %. Incluso los mercados fuertes bajaron: Canadá, la comunidad cubana en el exterior, Rusia y varios países europeos. Solo algunos países de Sudamérica muestran ligeros avances, pero nada suficiente para salvar el cuadro completo.

Todo esto ocurre mientras el país enfrenta apagones cada vez peores. En lugares como Guantánamo, la gente protesta porque llevan días sin luz ni agua, y aún así los informes oficiales celebran el “repunte del turismo nacional”. Esa es la paradoja: algunos disfrutan de un día de piscina, mientras otros ni siquiera pueden encender un ventilador.

Al final, la ONEI pinta un panorama que mezcla dos Cubas: una que sigue apostando al turismo interno como escape temporal, y otra donde el turismo internacional se desploma, los hoteles se quedan vacíos y la crisis eléctrica hace cada vez más difícil sostener un país que vive, literalmente, apagando fuegos.

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