Cuando parecía que el destino de Yordanis Cobos Martínez estaba escrito, la Fiscalía de Dallas soltó una bomba: no piensa pedir la pena de muerte… al menos por ahora. Sí, estás leyendo bien. El caso, que ya era un torbellino mediático por lo violento y perturbador, acaba de dar un giro inesperado que tiene a todo Texas —y a medio internet— hablando.
Todo comenzó cuando Cobos Martínez, un cubano de 37 años, se presentó por primera vez ante el tribunal en Dallas. Fue en el juzgado Frank Crowley, donde llegó esposado, serio y enfrentando una acusación que parece sacada de una película de terror: asesinato capital tras decapitar al gerente del motel donde trabajaba. Un crimen que sacudió a la ciudad el pasado 10 de septiembre y que dejó al público horrorizado.
Durante la audiencia, la fiscal Julie Johnson sorprendió al informar que el estado de Texas no llevará el caso como uno de pena de muerte, aunque dejó claro que el cambio no está grabado en piedra. “Si surge algún imprevisto, podemos reconsiderarlo”, advirtió. La decisión definitiva se conocerá el 8 de enero.
Y claro, el tema ha generado todo tipo de reacciones. Para algunos, es una decisión esperada, sobre todo porque el acusado no es ciudadano estadounidense. Para otros, es un movimiento polémico tratándose de un crimen tan atroz.
Mientras tanto, la defensa está desesperada por saber si su cliente podría enfrentar la pena máxima. El abogado, Lalon “Clipper” Peale, explicó ante la jueza que un caso de pena de muerte implica una maquinaria enorme: contratar expertos, viajar a Cuba para investigar posibles atenuantes e incluso evaluar al acusado mentalmente. Y todo eso cuesta dinero… del condado, por supuesto.
Pero todavía hay más. Este caso no solo estremeció a Dallas, también desenterró un historial que parece no tener final: arrestos en Florida, condenas en California, acusaciones pasadas en Texas, e incluso una denuncia desde Cuba por un presunto homicidio ocurrido en 2008 y que nunca fue procesado porque, según la familia de la víctima, otro familiar se echó la culpa.
El crimen de Dallas fue particularmente brutal. Según la declaración jurada, el gerente del motel, Chandra Mouli “Bob” Nagamallaiah, solo pidió que no usaran una lavadora dañada. Minutos después, acabaría muerto, decapitado frente a su esposa e hijo. La escena fue tan impactante que incluso la policía quedó conmocionada.
Cobos Martínez fue arrestado caminando por la calle, cubierto de sangre y con el machete en la mano. Hoy sigue preso en la cárcel del condado con una fianza de 1,25 millones de dólares y con un “ICE hold”, lo que significa que también tiene problemas migratorios encima.
La polémica escaló tanto que hasta el presidente Donald Trump reaccionó en su red social, calificando el caso como prueba de que “la inmigración ilegal es una amenaza”. Desde Cuba, la familia del acusado sostiene que él tiene problemas mentales y que el gobierno de la isla rechazó recibirlo cuando intentaron repatriarlo a inicios de 2025.
El caso sigue abierto, sin fecha de juicio, sin certezas y con el país entero observando. ¿Habrá pena de muerte o no? ¿Se conocerán nuevos detalles desde Cuba? ¿Cambiará la Fiscalía su postura?










