Directora de Comunales en Camagüey cae en desgracia tras ola de quejas que destaparon el desastre en el Cementerio de la ciudad

Redacción

Fuentes desde Camagüey confirman que Mayelín Morales, directora de la Dirección Municipal de Comunales, está bajo arresto después de que una ola de quejas ciudadanas destapara un desastre administrativo en el Cementerio de la ciudad. La población llevaba rato denunciando irregularidades, pero solo cuando el escándalo se hizo imposible de esconder, el régimen decidió mover ficha.

Las investigaciones señalan que Morales habría operado un negocio bien armado dentro de la institución, donde no se salvaba ni el aire. Trabajadores indican que se desmantelaban vehículos estatales para venderlos por piezas como si fueran chatarra privada, mientras en el crematorio desaparecía gas licuado y petróleo para terminar revendido en el mercado negro. Según fuentes internas, esta cadena de pequeños y grandes saqueos no nació ayer. Se arrastra desde su etapa como administradora en Jimaguayú, donde ya se comentaba que su gestión tenía un tufo raro desde la puerta de entrada.

Todo esto, aseguran, ocurrió con un paraguas de lujo: la protección de su esposo, Yunier Quesada, jefe de la Fiscalía de Jimaguayú. Según testimonios, Quesada estaba al tanto de los manejos y hacía la vista gorda, lo cual en Cuba nunca es gratis. Mientras el cementerio se caía a pedazos, la pareja levantaba una casa de primera en La Cochiquera, que más tarde vendieron para mudarse a otra aún mejor frente al edificio 12. Una trayectoria de ascenso económico que, seamos sinceros, no cuadra ni con salario estatal ni con ahorro patriótico.

Ahora que el caso estalló, Quesada estaría moviendo sus cartas dentro de la Fiscalía Provincial para sacarla de la candela. Nada nuevo en un país donde, cuando el poder se ve amenazado, se cierran filas y se activa la maquinaria del silencio. El punto es que esta vez hay mucha gente mirando, hablando y señalando.

En las calles de Camagüey, la pregunta se repite como eco: ¿hasta cuándo personajes así seguirán ocupando responsabilidades públicas mientras el pueblo vive con los servicios derrumbados y sin respuestas? Nadie olvida que este no es un caso aislado, sino otra muestra de cómo funciona el sistema: se castiga únicamente cuando ya no queda otra opción y se intenta limpiar la fachada sin desmontar la estructura que permite que estas cosas pasen una y otra vez.

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