¿Se viene ya el retorno a España del fugitivo capturado en Cuba? Todo apunta a que sí. Desde el Gobierno español dicen que la extradición está al caer, y la historia está dando más giros que una novela policial.
El protagonista de este lío es Martiño Ramos Soto, un exprofesor y expolítico gallego acusado de delitos sexuales muy graves. Su regreso a España parece inminente, aunque entre Cuba y España no exista un tratado de extradición que regule este tipo de procesos. Así que ya puedes imaginar el nivel de tensión diplomática.
Ramos fue detenido esta semana en la isla por la Policía Nacional Revolucionaria, tras ejecutarse una orden internacional de arresto. No era un prófugo cualquiera: estaba entre los diez fugitivos más buscados de la justicia española. Y con su captura, se activó un procedimiento que, según dicen, va como un cohete.
¿Y cuándo regresa Martiño Ramos a España? Desde Madrid afirman que esto se resuelve en nada. El delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, declaró a 20 Minutos que esperan tenerlo en España “en los próximos días” cumpliendo la condena firme que ya pesa sobre él. El Ministerio de Justicia ya envió toda la documentación requerida a las autoridades cubanas, así que la pelota está del lado de La Habana. Todo indica que la entrega podría concretarse “en horas o días”.
El detalle curioso es que no hay ningún tratado formal de extradición entre ambos países, pero la buena sintonía política parece estar haciendo el trabajo por detrás de bambalinas. Un caso clásico de “si hay voluntad, hay camino”.
Ahora bien, ¿cómo funciona un proceso así sin un acuerdo oficial? Aquí entra la parte más interesante. La abogada cubana Judith Tabares, radicada en Madrid, explica que en Cuba las decisiones judiciales están totalmente supeditadas al gobierno: “Se aplica la ley del dictador”, dijo sin rodeos. Para ella, la extradición es muy probable simplemente porque el Gobierno cubano mantiene buenas relaciones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
El abogado y especialista en extranjería Mariano Calleja coincide. Según él, todo se reduce a acuerdos voluntarios entre gobiernos, más diplomacia que legalidad. De hecho, asegura que este tipo de pactos informales pueden acelerar las cosas, porque no hay que rellenar toneladas de papeles ni cumplir protocolos interminables.
Ambos juristas coinciden en algo más: Cuba no tiene ningún interés en retener a un agresor sexual condenado. Aunque, eso sí, no descartan que pueda haber algún arreglo discreto entre gobiernos para facilitar la entrega.
¿Y cuál es exactamente el caso? Martiño Ramos fue condenado a 13 años y medio por la violación continuada de una menor entre los 12 y 16 años. El Tribunal Supremo confirmó la sentencia en julio, pero él logró escapar antes de pisar la cárcel, tomando rumbo a Cuba. La Audiencia Provincial de Orense emitió una orden internacional el 31 de octubre, y esta semana finalmente fue detenido.
Como muchos fugitivos, buscó un país sin convenio de extradición esperando que eso lo blindara. Pero parece que esta vez ese truco no le funcionará. Su defensa probablemente alegará motivos políticos, señalando su militancia en la izquierda y su pasado como dirigente de En Marea. Sin embargo, el propio Calleja afirma que este argumento no le interesa al gobierno cubano, dado el peso del delito.
¿Hay precedentes? Claro. En 2012, Cuba entregó a España a Ángel Carromero, del Partido Popular, tras el polémico accidente donde murieron Oswaldo Payá y Harold Cepero. Así que, si hubo cooperación antes, perfectamente puede haberla ahora.
Todo concluye en lo mismo: el regreso de Martiño Ramos depende más de las cancillerías que de los tribunales. Y por la gravedad del caso y la presión social en España, todo apunta a que Cuba facilitará la extradición. Los expertos coinciden: esta vez la diplomacia se moverá rápido y sin trabas.







